La comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, ha conseguido lo que más le gusta, quizás esta vez a su pesar: estar en las primeras páginas de los periódicos de medio mundo. Para algunos, como la locuaz política que ha metido la pata; para otros, como la valiente comisaria que se ha atrevido con uno de los grandes de la Unión.
Hay una Reding periodista y otra Reding política y, en esa doble personalidad, ha sabido siempre jugar con los medios y dar titulares para hacer que la hueca política de la UE pareciera algo próximo a los ciudadanos europeos. Ha buscado siempre los focos y ahora han estallado sobre ella.
El Consejo europeo de junio ha puesto fin en la práctica al semestre de presidencia española, en el que la UE ha vivido una de sus peores crisis, que ha condicionado toda la actuación de los 27. Europa se ha visto sometida a la prueba de seguir existiendo como un club de países que sabe defenderse de los especuladores con medidas coordinadas y contundentes. Si lo ha conseguido está todavía por ver.
Han sido seis meses de avances y retrocesos, en los que el gobierno español se ha visto superado por los acontecimientos. La ambiciosa lista de prioridades de la presidencia de turno de la UE se ha quedado, en la mayoría de los casos, en propuestas de futuro. En algunos pocos se han cumplido y en otros, ha habido sonoros fracasos.