La Unión Europea está viviendo una de las situaciones más difíciles desde su creación en 1957 con la firma del Tratado de Roma. La economía especulativa, engendrada por el neoliberalismo, ejerce el control de la política por medio de los monstruos sagrados de nuestro tiempo: los mercados. En función de los intereses del momento, los mercados obligan a los Estados a someterse a su voluntad a través de los conglomerados financieros que los controlan con la ayuda de las agencias calificadoras de riesgo.
Vivimos tiempos de gran confusión y de enormes incertidumbres. Una parte del mundo se ve ferozmente afectada por las consecuencias del estado de total sumisión en que se encuentran los gobiernos respecto de los mercados financieros.