El mundo transita de una era de abundancia de alimentos a una de escasez. En la última década, las reservas mundiales de granos se redujeron en un tercio. Los precios internacionales de los comestibles se multiplicaron más del doble, disparando la fiebre por la tierra y dando pie a una nueva geopolítica alimentaria. Una nueva era que se caracteriza por la carestía de los alimentos y la propagación del hambre.