La falta de vitamina A afecta a 190 millones de niños y niñas en el mundo, una cifra que supera a las poblaciones de Alemania, Francia y Polonia sumadas. Cada año mueren entre 250.000 y 500.000 niños por la carencia de esa vitamina, un nutriente vital, que se consume a través del hígado, las zanahorias y las coles rizadas.