Era una de las imágenes más esperadas: el presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo ucraniano, Petró Poroshenko, se reunían por primera vez en el marco del 70 aniversario del desembarco de Normandía. El encargado de negociar los detalles de la asistencia de Putin y de sentar las bases para un encuentro fructífero con Poroshenko, fue el enviado especial para Rusia del Gobierno francés, Jean-Pierre Chevènement, todo un veterano de la política gala quien, como Hollande, confía en que «haya un alto el fuego en las próximas semanas y se llegue a una 'entente' en la cuestión del gas.»