María vino a España desde Paraguay para trabajar de limpiadora en un hotel, pero era un engaño y acabó en un club de alterne obligada a prostituirse. Una noche se sinceró con un cliente que, impresionado por su historia, contrató sus servicios durante días hasta que le consiguió un empleo lejos y después se casó con ella.
Son guardias civiles, pero en lugar de perseguir a los inmigrantes indocumentados como el resto de los policías en España, están para defenderlos de los muchos delitos de los que son víctimas. "Muchas veces vestimos de paisano y nos desplazamos por la provincia para recoger denuncias en cuarteles de la Guardia Civil, domicilios, hospitales y organizaciones no gubernamentales".
Mientras en varios lugares del planeta la inclinación sexual puede estar penada con la muerte, en otros el derecho a elegir la identidad de género se conquista en la primera infancia, abriendo así todo un nuevo campo de desafíos. Gabi nació hace seis años con genitales masculinos, pero siempre se disfrazó de princesa, se colgó collares y simuló melena para que todos vieran en ella a una niña.
«Es igual que una cárcel. Un día allí son como 100 años», dice la nigeriana Jennifer, de 35 años, refiriéndose a lo que tuvo que soportar su tía en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Málaga, antes de ser deportada. Quizá sea peor que una cárcel.
Un cordón policial impedía este jueves acercarse a la corrala Buenaventura, un edificio del centro de Málaga que las autoridades desalojaron a primera hora del día. Desde febrero lo ocupaban 13 familias sin recursos, con 12 niñas y niños.
Una pirámide en construcción llama la atención en el antiguo cementerio de San Rafael, en Málaga. Está destinada a ser monumento de miles de fusilados, cuyos cuerpos se hallaron en la mayor fosa común de la Guerra Civil Española y la dictadura de Francisco Franco (1936-1975).
Decenas de miles de familias españolas que invirtieron en energía solar fotovoltaica están preocupadas por su futuro ante la reforma energética aprobada por el gobierno de Mariano Rajoy. «Esto no va a ser sostenible. No sé cómo vamos a sacar dinero», dice a Miguel Carra, después de invertir unos 650.000 euros en una plataforma fotovoltaica que funciona desde 2008 en la ciudad de Almería, en el sureste español.