Desde hace ya unos meses algo parece estar cambiando en la juventud y los que estamos dentro lo notamos. La indignación y el enfado con una sociedad y un sistema que no nos ayuda empiezan a materializarse y parece que cada vez nos dan más razones para buscar soluciones fuera de los cauces institucionales. Y no sólo ocurre en España, es algo común a toda la juventud europea y, aunque hay divergencias en las formas, sabemos que no estamos dispuestos a vivir en una sociedad resignada y falta de sentimiento, ilusión e ideología.