Un gobierno griego obligado a doblegarse hasta lo imposible, un referendum ignorado, la complicidad francogermana herida, la diplomacia por el compromiso europeo reemplazada por ultimatums, el euro en el limbo, grandes zonas de Europa contagiadas por el resentimiento y el temor a los alemanes, y 83.000 millones más de euros malgastados en un paquete de rescate condenado al fracaso. No es exactamente como se supone que deben funcionar las políticas de éxito.