Dorian Jones
Gasoducto

La creciente crisis ucraniana coloca a Turquía en una difícil posición diplomática. Ankara tiene en juego los compromisos con sus aliados occidentales y sus parientes culturales, los tártaros de Crimea, que se contraponen a su relación económica y política con Moscú.

Mujeres ancianas con medallas en el pecho y un clavel en la mano

La crisis en Crimea obliga a Turquía a un delicado equilibrio: se siente responsable de la minoría tártara, pero no desea que eso afecte a sus relaciones económicas con Rusia. Ankara tiene muchas razones para interesarse por Crimea: la región formó parte del Imperio Otomano, y los turcos tienen estrechas conexiones culturales con los tártaros crimeos, que representan alrededor del 15 por ciento de la población de la península.

Fetulleh Güllen

En Turquía se deshace una alianza táctica entre el primer ministro Recep Tayyip Erdoğan y el movimiento liderado por el teólogo Fetullah Gülen. Y la ruptura amenaza con complicarse. La tensión entre Erdoğan y el movimiento de Gülen se intensificó a finales de diciembre, cuando la oficina del primer ministro anunció que en la residencia privada se habían encontrado aparatos de escucha.