No es habitual ver como varios responsables de Exteriores de la Unión Europea se dan baños de masas con la oposición a un presidente elegido en las urnas, en un proceso electoral avalado por Bruselas. En las últimas semanas ha ocurrido varias veces en Kiev.
Día cargado de emociones y actos en recuerdo de las 77 víctimas de los atentados de Noruega hace hoy un año. Miles de personas han participado en los actos mientras esperan la sentencia contra el autor de la masacre, Anders Breivik, el 24 de agosto.
Las enormes puertas doradas del salón de San Andrés, en el Kremlin, se abren por tercera vez para Vladimir Putin. Ante 2.000 invitados, recorrerá la alfombra roja del antiguo salón del trono imperial y jurará el cargo de presidente, como hizo en 2000 y 2004. Será su regreso formal a la cúspide del poder político ruso –esta vez por un mandato de 6 años tras la reforma constitucional de 2008-, aunque la mayoría de los analistas coinciden en que, a pesar de ocupar el cargo de primer ministro durante los últimos 4 años, las grandes decisiones han pasado por la mesa de su despacho y no por la de Dimitry Medvedev.