El presidente del Consejo Europeo ha hecho balance de su gestión en la Conferencia anual de Jefes de Delegación de la UE y se ha puesto una buena nota. En su visión de la gestión europea de la crisis destaca la supervisión de los presupuestos, burbujas y bancos; los mecanismos de rescate, los programas de asistencia a los países en dificultades y las medidas de consolidación fiscal y reformas estructurales en los Estados miembros. Incluso ha citado la inversión en crecimiento y empleo.
¿Por qué tantos subestiman la coherencia de las acciones de la UE? Herman van Rompuy da la respuesta: es una crisis fiscal, de competitividad y bancaria que, a veces se superponen y refuerzan entre sí. Así que son normales las lecturas divergentes sobre las causas de la crisis entre líderes políticos y opinión pública.
Además el presidente del Consejo Europeo encuentra justificado que cuando se toman decisiones a 17 (eurozona) o 27 (conjunto de la UE), la velocidad de las conclusiones no cumpla siempre las expectativas. Pero optimismo que no falte. Dice Van Rompuy que «tenemos una casa a medio construir» por los problemas de cada Estado y las deficiencias en la arquitectura de la Unión Económica y Monetaria. Sin embargo, él mismo dice que es «su mantra»: «haremos lo que sea necesario para salvaguardar la estabilidad financiera de la eurozona».
Las soluciones claras son tan simples como erróneas, asegura el político belga, y cita con sorna «la salida de Grecia de la eurozona, la inyección de dinero en el sistema o una mágica creación de un estado federal del tipo de Estados Unidos». No, todo es más complejo y ya está él encargado de presentar un proyecto para reformar esa Unión Monetaria que ha resultado fallida. Habrá un informe preliminar en octubre y otro final en diciembre. Se revisará la unión bancaria, para evitar que los contribuyentes paguen los fracasos de los bancos; una unión fiscal, para evitar déficit insostenibles; una unión económica, para mejorar la competitividad del euro; y, finalmente, un refuerzo de la unión política, que de legitimidad democrática al proceso.
Eso sí, sin prisas, sin convertirse de la noche a la mañana en una federación, dice. «No superaremos la crisis con una revolución, sino con evolución y reformas», añade Van Rompuy. La prueba de que esto marcha, asegura, la dan algunos indicadores económicos que ya mejoran, como los costos laborales o los déficit comerciales. Por si fuera poco, Van Rompuy ha visitado estos días a Rajoy, Monti y Samaras y los recortes van hacia adelante. «Están decididos a conducir a sus países a aguas más seguras», dice el presidente del Consejo Europeo.
Las primas de riesgo en estos países son insostenibles, confirma Van Rompuy, así que apoya «plenamente los esfuerzos del Banco Central Europeo» para hacer frente a la fragmentación en los mercados financieros. Las decisiones del BCE y de otras instituciones están impulsadas por su visión a largo plazo. Resume el presidente que «en esa visión, hay una clara; el euro está aquí par quedarse».