CIUDAD DEL CABO, Sudáfrica, (IPS) - Cuatro meses después de su designación como directora de una institución con 123 años de antigüedad, hablamos con esta abogada sudafricana, formada en la Universidad de Cambridge y especialista en servicios financieros, sobre las últimas oportunidades y riesgos de inversiones en África.
¿Pueden los países africanos, en especial los que cuentan con mucha materia prima, beneficiarse de la crisis financiera?
Nicola Newton-King- Los mercados emergentes experimentaron un efecto de ida y vuelta. Primero los inversores se retiraron, pero luego se dieron cuenta de que, en última instancia, los ingresos que reciben de los mercados emergentes son superiores a los de sus propios países. Eso hizo que resultaran atractivas las reinversiones.
¿Qué grado de estabilidad política es necesario para atraer inversiones extranjeras?
N.N.K.- Estamos en un estado de elecciones controvertidas. Quiero decir que las orientaciones políticas son objeto de debate. Desde la perspectiva del inversor, eso crea un enorme grado de incertidumbre. Los agentes no están seguros de poner sus capitales a largo plazo hasta no saber hasta que punto es seguro el ambiente político.
Es un problema en Sudáfrica, para toda África y, en particular, para nosotros en la Bolsa de Valores. Por ello dedicamos mucho tiempo a hablar con el gobierno y con los dirigentes políticos influyentes para que marquen los ejes fundamentales de su orientación política para tranquilidad de todos.
Por otra parte, hay inversores que son bastante tolerantes con las situaciones políticas. Se invierte en Zimbabwe y en Kazajstán porque, en definitiva, lo que cuenta es el dinero.
En diciembre de 2010, Sudáfrica fue invitada a unirse al grupo de economías emergentes integrado por Brasil, China, India y Rusia (BRICS). ¿Sirvió para incrementar el comercio en el continente?
N.N.K.- Vemos un intercambio Sur-Sur y Este-Sur, alejado de Occidente. El BRICS y algunas otras oportunidades relacionadas tendrán mayor peso que antes en nuestras vidas. Esperamos mayores cantidades de flujos de inversión procedentes del Este y de Brasil. Algunos grandes bancos pronostican que el 40 por ciento de la riqueza global estará en 2020 en las economías emergentes.
¿La Bolsa de Valores de Johannesburgo colabora con las de otros países africanos?
N.N.K.- Hay 24 mercados de valores en África, pero algunos solo hacen 10 transacciones al día, en cambio la bolsa de Johannesburgo hace por lo menos 120.000. Somos el elefante del continente. Pero me gustaría que hubiera una cooperación mucho más profunda.
Hay buena comunicación con las direcciones de otras bolsas de valores africanas, por ejemplo de Nigeria y Kenia. Estamos trabajando en un par de cosas para mejorar la cooperación, como asociar productos y compartir tecnología. Pero todavía está por concretar.
¿Tendría sentido tener una sola bolsa de valores para todo el continente?
N.N.K.- No es un objetivo que nos hayamos planteado. Hemos visto muchos otros intentos, grandes fusiones globales que se han enzarzado en cuestiones normativas trasfronterizas. Creemos que podemos obtener los mismos beneficios si trabajamos en rutinas cruzadas y en oportunidades de diversidad de productos más cercanas. Hacia allí van nuestros esfuerzos.
En 2009, la Bolsa de Valores de Johannesburgo creó una Junta Africana, para que cotizaran las grandes compañías del continente y así promover el crecimiento del mercado de capitales en la región. ¿Fue una estrategia exitosa?
N.N.K.- La Junta Africana no logró lo que buscábamos. Queríamos crear un segmento de comercialización más directo para dar a conocer las compañías africanas, pero solo se registraron 14. Esperamos tener más, pero se necesitará tiempo.
¿Qué se siente al ser la primera mujer en dirigir la Bolsa de Valores de Johannesburgo?
N.N.K.- Es interesante. Hace 16 años, cuando me titulé, me habría aterrorizado estar cerca del edificio donde se hacen las transacciones porque era un lugar que daba bastante miedo a cualquiera que usara falda. Ahora hay 500 empleados y casi la mitad son mujeres, y la dirección tiene siete mujeres y seis hombres. Una organización diversa atrae mayor diversidad. Eso le da una gran fortaleza.