Es la primera vez que la FAO publica sus propias estimaciones globales de gases de efecto invernadero (GEI) procedentes de la agricultura, silvicultura y otros usos de la tierra (AFOLU, acrónimo en inglés de agriculture, forestry and other land use ndr), contribuyendo al próximo Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Las emisiones agrícolas procedentes de la producción agropecuaria crecieron desde 4 700 millones de toneladas de equivalentes de dióxido de carbono* (CO2 eq) en 2001, a más de 5 300 millones de toneladas en 2011, un aumento del 14 por ciento. El incremento se produjo principalmente en los países en desarrollo, debido a la expansión del total de la producción agrícola.
Mientras tanto, las emisiones netas de GEI debidas al cambio de uso del suelo y la deforestación han registrado una disminución de casi el 10 por ciento en el período 2001-2010, con un promedio de cerca de 3 000 millones de toneladas de CO2 eq/año durante esa década. Ello resultó de la reducción de los niveles de deforestación y el aumento de la cantidad de carbono en la atmósfera secuestrado en muchos países.
Calculadas en promedio durante el período 2001-2010, las emisiones AFOLU pueden desglosarse de la siguiente manera :
5 000 millones de toneladas de CO2 eq/año de la producción agrícola y ganadera
4 000 millones de toneladas de CO2 eq/año de la reconversión forestal neta a otras tierras (un sustitutivo para la deforestación)
1 000 millones de toneladas de CO2 eq/año de turberas degradadas
200 millones de toneladas de CO2 eq/año por la quema de biomasa
Además de estas emisiones, se han retirado de la atmósfera unos 2 000 millones de toneladas de CO2 eq/año durante el mismo período de tiempo, como resultado de la captura de carbono en sumideros forestales.
Los datos de la FAO basados en los informes de los países muestran que mientras que esas emisiones siguen aumentando, no están creciendo tan rápido como las emisiones por el uso de combustibles fósiles en otros sectores, por lo que el porcentaje de AFOLU sobre el total de las emisiones antropogénicas está en realidad disminuyendo con el tiempo.
Fuentes de emisiones agrícolas
La mayor fuente de emisiones de GEI dentro de la agricultura es la fermentación entérica -el metano producido por el ganado durante la digestión y expulsado al eructar-, que representó en 2011 el 39 por ciento de las emisiones totales de GEI del sector. Las emisiones procedentes de la fermentación entérica se incrementaron un 11 por ciento entre 2001 y 2011.
Las emisiones generadas durante la aplicación de fertilizantes sintéticos representaron el 13 por ciento de las emisiones de la agricultura (725 millones de toneladas de CO2 eq) en 2011, y son la fuente de emisiones de más rápido crecimiento en la agricultura, con un alza del 37 por ciento desde 2001.
Los gases de efecto invernadero resultantes de los procesos biológicos en los arrozales que generan metano representan el 10 por ciento del total de las emisiones de la agricultura, mientras que la quema de sabanas representa el 5 por ciento.
En 2011, el 44 por ciento de la producción de GEI relacionados con la agricultura se produjo en Asia, seguida por América (25%), África (15 %), Europa (12 %) y Oceanía (4 %), según datos de la FAO. Esta distribución regional se mantuvo en general constante durante la última década. En 1990 sin embargo, la contribución de Asia al total mundial (38 %) fue menor que en la actualidad, mientras que la de Europa era mucho mayor(21 %).
Cifras del consumo de energía
Los nuevos datos de la FAO proporcionan también una visión detallada de las emisiones del uso de energía en el sector agrícola a partir de fuentes tradicionales de combustible, incluyendo la electricidad y los combustibles fósiles quemados para mover maquinaria agrícola, bombas de riego y buques pesqueros.
Estas emisiones superaron las 785 millones de toneladas de CO2 eq en 2010, con un crecimiento del 75 por ciento desde 1990.
Mejores datos significan mejores respuestas
Diseñar respuestas requerirá evaluaciones detalladas tanto de las emisiones como de las opciones de mitigación. Por ejemplo, la FAO está ya elaborando evaluaciones desagregadas sobre las cadenas de suministro y analizando la efectividad de las intervenciones integrales de mitigación en el sector ganadero.
«Los nuevos datos de la FAO representan la fuente más completa de información sobre la contribución de la agricultura al calentamiento global realizada hasta la fecha», aseguró Francesco Tubiello División de Clima, Energía y Tenencia de Tierras de la FAO. «Hasta ahora –añadió-, las lagunas de información han hecho que sea extremadamente difícil para los científicos y los responsables de las políticas tomar decisiones estratégicas sobre cómo responder al cambio climático y ha dificultado los esfuerzos para mitigar las emisiones de la agricultura».
«Los datos sobre las emisiones de las actividades de AFOLU ayudan a los países miembros (de la FAO) a identificar mejor sus opciones de mitigación y permiten a sus agricultores dar respuestas climáticamente inteligentes más rápidas y específicas. Esto a su vez mejora su resiliencia general y su seguridad alimentaria. También permite a los países aprovechar la financiación climática internacional y alcanzar sus metas de desarrollo rural. También vemos mucho interés en el desarrollo de capacidad sobre estos temas a nivel de país y respondemos a estas necesidades mediante actividades a nivel regional y nacional en todo el mundo'', explicó Tubiello.
Contribución a los informes del IPCC
Lanzada en 2012, la base de datos sobre emisiones de FAOSTAT ha sido por vez primera una fuente clave de análisis de los datos de emisiones de GEI de la agricultura, la silvicultura y otras actividades de uso de la tierra en el Quinto Informe de Evaluación del IPPC, que se publicará en abril de 2014 y que se encuentra actualmente en su fase final de elaboración. Las actualizaciones y mejoras de sus dato –como los publicados hoy- se realizarán con carácter anual.
La base de datos sobre emisiones de FAOSTAT se ha desarrollado con el apoyo financiero de los Gobiernos de Alemania y Noruega.
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