Comentan algunos analistas que el problema de Argentina es que nunca estuvo bien. Que su economía, al contrario que ocurre con otras de América Latina, lleva décadas tan irregular como una montaña rusa. Los hay, los más agoreros, que creen que es un mal endémico de las cuentas del país y que, haya el gobierno que haya, siempre acabará sucediendo lo mismo. Mientras otros países del subcontinente presentan acertados ajustes y buenas previsiones económicas, Argentina agoniza un día, y al siguiente hace como que respira.
Moody´s rebajó hace pocos meses la nota de la deuda argentina hasta el nivel Caa1, el quinto peor de los 22 de su escala y todo ante la «significativa» caída de sus reservas monetarias y las «inconsistentes» políticas económicas del país. Y es que, las previsiones, amenazan con números rojos. La reducción de éstas en el Banco Central argentino, cayeron de un máximo de 52.000 millones de dólares situados en 2011, hasta menos de 28.000 millones de dólares en febrero pasado. La caída continúa. Otra agencia de calificación crediticia, Standard and Poor's ya rebajó la nota de la deuda soberana de Argentina, desde B- hasta CCC+ y con perspectiva negativa. Según ésta, la inflación aumentará este 2014 y en 2015 al 30%.
Lejos de estos datos macroeconómicos, la situación a pie de calle tampoco parece ir mucho mejor y eso a pesar de que este país, anteriormente visto como una potencia emergente en Latinoamérica, apenas posee un paro -al menos oficial- superior al 6,4%. La pobreza aumenta en Argentina y esto es una realidad. La inflación aumenta y también la petición de subsidios por parte de las familias argentinas. Su presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, ha tenido que reaccionar y ha anunciado que a partir de junio, los parados y los trabajadores informales con hijos menores de 18 años, recibirán por cada uno una asignación un 40% superior a la actual, es decir casi 80 dólares mensuales más. La Confederación General del Trabajo (CGT) encabezada por los líderes sindicales, Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, aprovecharon para criticar en la icónica Plaza de Mayo el aumento de la inseguridad en las calles del país y dichos problemas en cuanto a inflación y pobreza.
La pobreza de Argentina similar ya a las de las calles de Brasil
El incremento de esta subvención por parte del gobierno ayudará a más de tres millones de niños. Como condición, los padres receptores de esta asignación estarán obligados a enviar a sus hijos a la escuela y a diferentes controles médicos, un esquema que ya se utilizó en otros planes de transferencias monetarias, condicionadas en la década de los 90 en Sudamérica. El gobierno de Kirchner cifró el aumento de la pobreza en un 4,7%, mientras que en el primer trimestre de 2014 la cifra ha aumentado al 18,2%, según el Centro de Investigación y Formación de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), lo que iguala la pobreza al mismo nivel de la de las calles de Brasil. Lejos quedaron las buenas cifras de 2003, donde Argentina la redujo en un 49,7%. La tendencia, con la nueva década, vuelve a crecer, «probablemente la aceleración de los precios tras la devaluación del peso en enero de 2014 provoque un incremento en las tasas de pobreza», alertan ya fuentes de la CTA.
Pese a que según datos oficiales la inflación ascendió al 1,8% mensual en abril, el menor nivel del año, el nuevo IPC del Gobierno argentino, ha llegado a acumular un 11,6% de subida en el primer cuatrimestre del año, más de lo que se esperaba. Si se aúna el nuevo indicador con el que se midió en diversas provincias argentinas en 2013, se concluye que la inflación anual hasta abril pasado fue del 33,5%, el mayor nivel en casi 11 años de gobiernos kirchneristas.