A principios de año Holanda prohibía a los extranjeros fumar porros en los tradicionales coffe-shops. Hace 4meses prohibía vender cannabis a los no residentes en algunas provincias, pero a principios del año que viene esta medida entrará en vigor en todo el país. En Maastricht, ya comienzan a notar los efectos de estas leyes. Los propietarios de cafés calculan que han perdido el 90 por ciento de sus clientes y que se han perdido unos 600 puestos de trabajo.
Un estudio de la Universidad de Tilburg ha demostrado que el comercio ilegal de drogas ha aumentado «dramáticamente» desde la entrada en vigor de la «tarjeta de cannabis», que permite el acceso a los coffee shops, sólo a los residentes en los Países Bajos. Los clientes, aseguran, conocen ahora mucho mejor las direcciones ilegales y los números de teléfono de los distribuidores, que les llevan la droga directamente a su domicilio.
También han aumentado los comerciantes ambulantes, que utilizan sus tarjetas para comprar droga y luego la venden en la calle. A orillas del río Mosa se les puede encontrar vendiendo a precios más baratos que en las cafeterías. 5 gramos por 35 euros, después de regatear un poco. «¿Qué quieres, heroina, cocaina, éxtasis?, ofrecen mientras facilitan un número de teléfono a los clientes potenciales. Sus principales compradores son belgas, franceses, alemanes y españoles.
Millones de extranjeros llegaban cada año a las principales ciudades del país para fumar en los 670 cafés donde se permitía fumar esos cinco gramos por persona como máximo, desde 1976. A pesar de la prohibición, todavía llegan muchos turistas. Aunque según dicen los propietarios de los cafés, muchos huyen de las tiendas porque se niegan a registrarse como miembros de las mismas, tal y como exige la ley. Un portavoz del ayuntamiento de Maastrich asegura que «los datos nunca serán revelados», pero los usuarios no lo tienen tan claro.
Los responsables municipales dicen que aún es demasiado pronto para sacar conclusiones pero la «tarjeta de cannabis» ha tenido un resultado positivo. De las casi 10.000 personas que acudían todos los días a la ciudad, solo un centenar tiene derecho a comprarlo. Recuerdan que el objetivo de la medida era luchar contra los atascos de tráfico, los disturbios nocturnos y los comerciantes de las calles. Todo eso se ha conseguido, pero los vendedores ambulantes se han buscado otras maneras de ofrecer sus productos, de una forma menos agresiva. Para ellos la «tarjeta de cannabis» se ha convertido en una auténtica ganga.
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