Si no fuera porque se trata de un serio asunto de justicia, de libertad de información y de relaciones internacionales, la comparecencia de Assange desde su refugio ecuatoriano en la capital británica ha tenido bastante de circo mediático. Televisiones de todo el mundo esperaban al pirata informático más celebre y a uno de sus abogados, conocido en todo en mundo por haber perseguido judicialmente a Pinochet. La puesta en escena contribuía a dar espectáculo porque Assange no puede poner un pie fuera de la embajada de Ecuador si no quiere ser detenido por la policía británica.
Pero allí, al otro lado, había cientos de seguidores que le han recibido con vítores y a los que el fundador de Wikileaks ha dado las gracias por su presencia y su apoyo como «testigos» de una situación rocambolesca. Incluso ha señalado que gracias a ellos no tuvo éxito la irrupción de la policía en la sede diplomática el pasado miércoles, que desistió por la presencia de periodistas y seguidores, una acción que la policía metropolitana de Londres desmiente. «Si Reino Unido no ha incumplido los términos de la Convención de Viena es porque el mundo estaba mirando y el mundo estaba mirando porque vosotros estabáis mirando», ha asegurado Assange.
En el capítulo de agradecimientos, también al presidente de Ecuador, Rafael Correa, por haberle concedido el asilo diplomático y a «ese valiente país latinoamericano que ha dado la cara por la justicia».
Pero su mensaje principal iba dirigido a Washington, donde Assange dice sufrir persecución política: «Pido al presidente Obama que haga lo correcto. Los Estados Unidos deben renunciar a su caza de brujas contra Wikileaks, deben disolver la investigación del FBI, deben comprometerse a no perseguir a nuestro personal ni a nuestros seguidores. La guerra de Estados Unidos contra quienes desvelan información debe terminar», ha declarado Assange, tras lo cual ha pedido la liberación inmediata del soldado Bradley Manning, detenido en Estados Unidos desde hace 815 días por haber filtrado a la web documentos secretos. «Es un héroe y un ejemplo para todos nosotros».
El fundador de Wikileaks dejó una pregunta en el aire a las autoridades estadounidenses: «¿Regresará este país a los valores sobre los que fue fundado, o nos arrastrará por el precipicio, a un mundo peligroso y opresor, en el que los periodistas callan por miedo a la persecución y los ciudadanos susurran en la oscuridad. Yo digo que regrese».
No ha habido referencias a las acusaciones de delitos sexuales por los que le reclama la justicia sueca. Su abogado Garzón ha señalado a las puertas de la embajada que Assange quiere responder ante las autoridades suecas para demostrar la inconsistencia de los cargos, «pero solicita unas garantías mínimas y suficientes que hasta ahora no se han otorgado». Garzón ha pedido al Reino Unido que conceda a su cliente un salvoconducto para poder salir de la embajada ecuatoriana y ha apoyado la causa por la que trabaja: «Julian Assange siempre ha luchado por la verdad y la justicia y ha defendido los derechos humanos y continuará haciéndolo para que los derechos de WikiLeaks y sus propios derechos y de los que están siendo investigados sean respetados