La guerra de Siria en la que la UE no ha conseguido superar el veto del consejo de Seguridad de la ONU para utilizar la fuerza contra Al Asad, está en centro de la agenda de la diplomática europea. Su visita coincide con la presencia en Damasco del enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe. Lajhar Brahimi ha pedido a las partes en conflicto que apliquen por separado una tregua en las próximas horas para permitir el reencuentro familiar con motivo de la fiesta musulmana del sacrificio. El mediador internacional se ha reunido con el presidente Bachar el Asad, quien le ha dicho que está "abierto a cualquier plan de paz siempre que respete la soberanía siria". El encuento ha coincidido con la explosión de un nuevo coche bomba en un barrio de mayoría cristiana de Damasco que ha causado 13 muertos y 29 heridos.
La explosión de otro coche bomba el viernes en Beirut en el que murió un responsable del servicio de espionaje Wissam Al-Hassan, está a punto de desestabilizar Líbano. Este fin de semana se han producido graves disturbios en la capital durante el funeral de estado del militar asesinado. Los manifestantes pedían la dimisión del primer ministro acusado por la oposición de encubrir su asesinato. Presionado por los grupos de la oposición que piden la renuncia del gobierno, el primer ministro, el multimillonario suní Najib Mikati presentó su dimisión el sábado, pero de momento el presidente no se la ha aceptado. La comunidad internacional, que ha condenado unánimemente el atentado, teme que la crisis siria llegue al Líbano, país históricamente relacionado con el régimen de Damasco y marcado por los enfrentamientos políticos y religiosos, que minan una paz muy frágil.
En Israel, Catherine Ashton, tampoco tiene una visita fácil. Este fin de semana el gobierno de Benjamin Netanyahu ha deportado 9 de los 27 activistas extranjeros detenidos cuando viajaban en el barco Estel que se dirigía a Gaza con ayuda humanitaria. Según un portavoz israelí han firmado un documento por el que reconocen haber entrado ilegalmente en aguas de Israel y renuncian a recurrir su expulsión. Otros 18 activistas, que han rechazado firmar la declaración, continúan detenidos y pasarán ante el juez para su repatriación en un máximo de 72 horas.
El sábado el ministro de asuntos exteriores, Avigdor Lieberman, rechazaba la condena de la UE por la construcción de 800 viviendas en el asentamiento de Gilo, en Jerusalén Este y situado cerca de la ciudad palestina de Belén. Este domingo el primer ministro, en plena campaña electoral, ha reafirmado que seguirán con las construcciones en Israel.
Ante esta situación la visita más fácil parece ser la que realizará a los territorios palestinos, aunque la paralización del proceso de paz no satisface a las autoridades locales, que han iniciado una campaña para recabar apoyos para el reconocimiento de Palestina como estado observador o no miembro de la ONU. La APN ha dicho que siguen sus esfuerzos para convencer a los países europeos, que hasta ahora no han adoptado una postura clara a favor de la adhesión de palestina.