La imagen se basa en los datos recogidos por el observatorio espacial ESA/NASA SOHO y está compuesta por una fotografía del disco solar en el filtro ultravioleta extremo superpuesta sobre una vista panorámica del entorno, en el que se aprecia cómo se expande la tormenta.
Sobre la cara del Sol se distinguen dos puntos más brillantes que marcan regiones activas en las que el campo magnético del planeta forma grandes acumulaciones. A la izquierda, una especie de bruma serpenteante nos indica una zona con una corriente de gas denso y frío. Gracias al procesado de las imágenes (con la técnica de las 'diferencias acumuladas' que compara secuencias de imágenes y aisla y destaca las características más persistentes) se enfatizan los cambios que se producen a medida que la tormenta avanza en nuestra dirección.
Las eyecciones de masa coronal o tormentas solares pueden arrastrar miles de millones de toneladas de materia a millones de kilómetros por hora. Cuando esta tormenta (registrada en el año 2002) alcanzó nuestro planeta dos días más tarde de la fecha en que se tomó la imagen, su avance frontal tenía una extensión de 50 millones de kilómetros.