RANGÚN, Birmania, (IPS) - El triunfo de la oposición en las elecciones legislativas de Birmania genera esperanzas, dentro y fuera del país, de que lleguen las verdaderas reformas democráticas. Pero todavía está por verse el alcance del histórico resultado.
Las celebraciones comenzaron antes de que se abrieran las urnas este domingo. El ambiente en Rangún, antigua capital del país, y en sus alrededores era de fiesta. Jubilosos partidarios de la opositora Liga Nacional por la Democracia (LND) marchaban en camiones, motocicletas y «rickshaws» (coches tirados por un hombre), entonando eslóganes y canciones patrióticas compuestas especialmente para la ocasión. «Debemos ganar», rezaban sus camisetas, banderas y pañuelos, todos con el color oficial del partido: el rojo.
Es la primera vez desde 1990 que las masas han salido a las calles en plenas elecciones para expresar su opinión política y apoyar a la líder prodemocrática Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz, que también ganó de forma arrolladora las elecciones presidenciales de 1990, pero entonces fue detenida por los militares, permaneciendo bajo arresto domiciliario durante más de 14 años.
En el distrito de Kawhmu, padrón electoral de Suu Kyi, tuvo lugar el domingo una masiva manifestación horas antes de que se abrieran las urnas. La propia líder llegó al por lo general pacífico pueblo en medio de decenas de miles de partidarios que salieron a recibirla. «Ellos saben muy bien que vamos a ganar, y que la LND va a triunfar por un gran margen», decía un joven de 20 años, estudiante de la Universidad de Rangún, señalando a un grupo de simpatizantes del Partido de la Unión, la Solidaridad y el Desarrollo en el gobierno, que observaban en silencio.
Las expectativas de millones de birmanos en todo el país se concretaron con los resultados preliminares: la LND se quedó con entre 44 de los 45 asientos legislativos. Aunque ya había anunciado su victoria en las primeras horas de la tarde del domingo, el gobierno informará de los resultados oficiales el 8 de este mes. La LND obtuvo por lo menos cuatro asientos en Naypyidaw, actual capital del país y baluarte del partido oficialista. «No hay marcha atrás para la LND», nos dijo el presidente de esa fuerza política, Tin Oo.
No está claro aún si Aung San Suu Kyi aceptará un ministerio. Pero, más allá de cargos, el partido ya cuenta con una agenda de reformas a largo plazo. «Lo que estamos viendo hoy es un rayo de democracia. Seguiremos presionando en asuntos clave como el imperio de la ley y la transparencia en el gobierno», señaló Tin Oo.
El presidente de la LND también advirtió de que «no habrá paz» en el país sin la inclusión de las minorías étnicas en el proceso democrático. Señaló que a los diferentes grupos étnicos se les deberían reconocer «iguales derechos bajo un gobierno federal», y que su educación y sus necesidades de salud deben estar cubiertas.
El exiliado político birmano Aung Naing Oo, codirector del Vahu Development Institute, cree que «Hay oportunidades sin fin, pero también hay importantes motivos de preocupación», en su opinión
«El legado del régimen militar todavía está presente, y algunos departamentos (de gobierno) carecen de capacidad, mientras que otros tienen intereses creados y una cultura muy burocratizada».
La convicción y la confianza que irradian los rostros de la mayoría de los birmanos en las últimas manifestaciones realizadas en centros urbanos como Rangún y Mandalay son la evidencia de la apertura que vive este país. Pero la histórica victoria de Suu Kyi no alcanza por sí sola para provocar una gran transformación en el panorama político .
Los resultados electorales no se materializarán en un cambio en el equilibrio de poder de Naypyidaw, y el área de acción de Suu Kyi estará limitada, aun si decide ocupar un asiento en el parlamento o un cargo ministerial. Khin Zaw Win, exprisionero político y ahora director del Instituto Tampadipa en Rangún, predijo que el gobierno intentará «aislar y contener» la influencia de Suu Kyi. «Si ella es lo suficientemente astuta, podría formar alianzas transversales con parlamentarios de otros partidos. Se va a necesitar un alto grado de astucia política», explicó.
Aun si la LND efectivamente ocupa un importante número de asientos parlamentarios, las leyes electorales y de distribución del poder en la legislatura se deberán reformar de una forma significativa para que emerja un proceso realmente democrático. El noventa por ciento de los padrones electorales en este país han sido delineados siguiendo criterios étnicos, lo que ha derivado inevitablemente en lealtades políticas localizadas y en fuertes divisiones.
La Unión Europea (UE), que ha suavizado sus sanciones a Birmania este año, ha anunciado que posiblemente las levantaría por completo este mes, siempre que el resultado electoral reflejara un proceso «libre y justo». Malgorzata Wasilewska, observador electoral de la UE en Rangún, dijo a la prensa que los comicios del domingo fueron parte de una serie de «señales extraordinarias» de progreso.
Mientras que el analista Aung Naing Oo señala que las sanciones internacionales han paralizado a la clase media y baja birmana en las últimas décadas. «Alargar indefinidamente el levantamiento de las sanciones podría llevar al frente (del país) a los más conservadores y de línea dura del gobierno», alertó.
No obstante, David Mathieson, investigador de la organización Human Rights Watch (HRW), sostiene que levantar las sanciones inmediatamente sería prematuro e irresponsable. «Hay dos razones por las cuales las sanciones no deben ser levantadas pronto», mantiene «La primera es por cálculo político. Las medidas punitivas no deben ser eliminadas hasta que se vea un gobierno genuino, con reformas y que mejore el respeto a los derechos humanos». «El segundo punto es que en la práctica es difícil levantarlas pronto».
Además de la UE, Australia, Canadá y Estados Unidos aplican también sanciones a Birmania.