Escocia, tierra de fantasmas y de castillos, es también cuna de una de los festivales artísticos más reputados del mundo, el Festival Internacional de Edimburgo, que cumple 66 años. Tres semanas de espectáculos callejeros, música, teatro, bailes y que este año se inspira en la relación entre los artistas y las innovaciones tecnológicas, haciendo un recorrido simbólico de cerca de 500 años por los lazos entre las distintas formas artísticas, clásicas y contemporáneas, de grande y pequeño formato, y las tecnologías más modernas.
«Tenemos un programa fantástico con el que vamos a explorar la manera en la que los artistas, a lo largo de los siglos, se han expresado mediante formas diferentes de tecnología, bien si hablamos de Leonardo da Vinci a finales del siglo XV o del surcoreano Nam June Paik a mediados del siglo XX», ha explicado Jonathan Mills, director del certamen. «Vamos a jugar con las percepciones de la gente de lo que es 'arte alto' y 'arte bajo'; con lo que es popular y lo que se considera cultura clásica», agregó Mills.
En este sentido destaca la exposición «The Mechanics of Man» que compara dibujos y estudios anatómicos de Leonardo da Vinci con escáneres y radiografías actuales, confirmando al final lo minucioso y preciso del trabajo del maestro italiano, capaz de adelantarse cinco siglos a las tecnologías y a la comunidad científica.
Ciencia y un Quijote posmoderno
Edimburgo se convierte estos días en un núcleo de arte total que llena de turistas la segunda ciudad más visitada del Reino Unido y la oferta no puede ser más variada.
En el apartado de teatro destaca «Don Quichotte du Trocadero», una divertida adaptación surrealista de la novela cervantina a cargo del coreógrafo hispano-francés José Montalvo. Esta versión de El Quijote, que intercala danza moderna, cabaret y proyecciones audiovisulaes, cuenta además con la presencia del actor cómico francés Patrice Thibaud.
Y otro clásico renovado, la ópera Fidelio de Beethoven, que en manos del artista y productor norteamericano Gary Hill se traslada al interior de una nave espacial.
«Las actuaciones pretenden someter al visitante a una alteración radical de las percepciones de lo que significa diversión, frivolidad y seriedad», asegura el director del festival.
Para la jornada de apertura, el programa ofrece un concierto de la orquesta de Alexander Nevsky, un espectáculo de improvisación y composición con violonchelo y cassettes a cargo de Okkyung Lee titulado The Swan: Replay in Polyester y un show de música electrónica del artista y compositor Takehisa Kosugi.
El relevo del Festival de Edimburgo lo toma, el día 2 de septiembre, el Festival Fringe dedicado al teatro más arriesgado, con temas que van desde la física y la ciencia del sexo, a la actual crisis económica y asuntos de actualidad, como el caso del soldado Bradley Manning.
Pero si algo destaca en el Fringe 2013 es que, este año, su definición de «mayor festival de teatro experimental del mundo» cobra más importancia que nunca gracias a varios espectáculos con la ciencia y varios científicos como protagonistas.
En uno de los espectáculos, Festival of the Spoken Nerd, tres monologuistas y científicos aficionados crean un tornado de fuego en escena y electrocutan a un pepinillo en vinagre, entre otros experimentos. Además, un musical sobre Albert Einstein, llamado Relatively speaking asegura demostrar la ecuación «Einstein=comedia musical al cuadrado» y Andrea Brunello, actor profesional doctorado en física teórica, interpreta la obra The Principle of Uncertainty, algo así como «una clase de mecánica cuántica con un giro dramático», como asegura Brunello que también dirige la obra.