Arqueólogos, ambientalistas y el Consejo de Monumentos Nacionales luchan contra el paso del Rally Dakar por el norte de Chile, rico en patrimonio arqueológico y natural y que ya perdió decenas de sitios clave para comprender la prehistoria del país y de América del Sur.
El rally, que se inició en Lima el día 5, entra este miércoles en territorio chileno. Algunas cifras oficiales muestran que en las cuatro anteriores ediciones su paso por ese país ha destruido más de 200 sitios arqueológicos en el norte. Se trata, en muchos casos, de geoglifos (figuras sobre laderas y planicies) que están siendo estudiados por los científicos, senderos del llamado Camino del Inca, vestigios residenciales, talleres líticos y huellas troperas. «Están desapareciendo grandes piezas que articulan la comprensión de nuestra prehistoria y cada vez que uno de estos sitios se destruye es un libro que se quema», explica la arqueóloga Paola González. Recuerda que «en Chile hay apenas 500 años de historia occidental documentada a través de crónicas o relatos escritos, pero otros 20.000 años anteriores solo comprenderemos a través del estudio de estos restos materiales que han quedado».
González añade que «el desierto de Chile es un lugar privilegiado para la conservación de estos restos arqueológicos por sus condiciones climáticas, entonces es tremenda la destrucción que se produce» con el paso del Dakar. La Ley 17.288 de Monumentos Nacionales establece la categoría de Monumento Arqueológico de Propiedad del Estado los sitios arqueológicos y paleontológicos de Chile. Además, la destrucción de monumentos es un delito tipificado en la legislación chilena y que conlleva sanciones de cárcel, pecuniarias y administrativas, en el caso de funcionarios públicos que faciliten su destrucción.
La 34 edición del Rally Dakar, que comenzó en 1977 entre París y la capital de Senegal y que se trasladó a América del Sur por la falta de seguridad en África, comenzó el 5 de enero en la capital peruana, con más de 3.000 competidores de 53 países. Tras acabar sus etapas en Perú, seguirá por Chile y finalizará el 19 de enero en Argentina. Participan 459 vehículos, de ellos, 189 motos, 155 automóviles, 75 camiones y 40 cuadriciclos, según datos de los organizadores.
El director del Rally Dakar, Etienne Lavigne, aseguró antes de iniciar esta edición que la organización ha adoptado todas las medidas necesarias para el cuidado y la protección del ambiente, así como para evitar daños al patrimonio arqueológico en los tres países del recorrido. Por su parte, el Instituto Nacional de Deportes, organizador de la prueba en Chile junto a la empresa Amaury Sport Organisation, insiste en que el Rally Dakar no pasa cerca de «lugares arqueológicos».
Para el Colegio de Arqueólogos «esto es mentir descaradamente al pueblo de Chile». «Lo que estamos viendo es que año tras año hay una enorme destrucción de sitios arqueológicos en cada una de las versiones del Rally Dakar», enfatiza Paola González, vicepresidenta de la entidad. También precisa que la norma chilena es explícita en que todas las actividades que puedan afectar sitios que cuentan con protección oficial deben ingresar al sistema de evaluación de impacto ambiental.
Sin embargo, asegura que hasta ahora no se ha realizado una línea de base, como se denomina la evaluación arqueológica, ni se han implementado medidas efectivas de protección o de compensación. La situación ha llevado al Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) a solicitar por oficio la intervención del Consejo de Defensa del Estado. El documento, firmado por el secretario ejecutivo de la entidad, Emilio de la Cerda, advierte al ministro de Educación y presidente del CMN, Harald Beyer, que con el paso del Rally Dakar «la afectación de sitios arqueológicos y paleontológicos se hace evidente en la zona del desierto de Atacama, riquísima en evidencias de este tipo».
En el oficio ordinario número 5216/12, el organismo estatal señala que «desde 2008 hasta la última versión del rally, el Consejo de Monumentos Nacionales ha solicitado insistentemente al Instituto Nacional de Deportes, organismo bajo cuya coordinación está la realización del Dakar en Chile, evaluaciones arqueológicas y paleontológicas previas (líneas de base)». Añade que, «sin embargo, hasta la fecha no se han cumplido los requerimientos establecidos por el CMN, constatándose cada año la afectación de nuestro patrimonio arqueológico e histórico».
Luis Mariano Rendón, coordinador de la organización Acción Ecológica denuncia que «no cabe duda de la gravedad del paso del Rally Dakar por Chile» y «tanto la justicia como los gobiernos que lo promocionan han decidido mirar para el lado». Rendón fue el encargado de interponer, esta semana un recurso de protección que busca como medida cautelar el desvío del trazado de la competencia en Chile por carreteras adaptadas para el paso de vehículos motorizados a gran escala, como los que compiten en el Dakar. «Hay gente que piensa que en el desierto no hay nada, pero en muchas zonas hay formas de vida extraordinariamente frágiles, donde, por ejemplo, se producen fenómenos maravillosos como el 'desierto florido', que ocurre en el de Atacama, el más árido del mundo», recuerda el ecologista.
Luis Mariano Rendón, agrega que, más allá de los daños patrimoniales o naturales que genera la competencia, el Rally Dakar «es una promoción del consumo de vehículos 4x4, una gigantesca publicidad que se hace a nivel planetario». Considera que el objetivo es «incentivar la compra de esos vehículos, los que más impacto tienen en términos de seguridad vial y que implican el consumo absolutamente frívolo y desmedido de combustible».
Laura González, cree que es urgente frenar el paso del Dakar y evitar que se siga destruyendo el patrimonio histórico de Chile y América del Sur. La experta revela que se planea una conexión con arqueólogos y ambientalistas de Perú para iniciar acciones conjuntas. En Chile, la iniciativa ya cuenta con el apoyo de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) y los críticos del rally no descartan recurrir a la Corte Interamericana de Justicia, si no hay respuesta de los tribunales locales.