YEOSU, Corea del Sur (IPS)- Hace un siglo, una caminata por la orilla del mar en casi cualquier parte del mundo era una experiencia limpia y energética, ya fuera con el océano calmo o estallando en olas. Ahora no lo es.
Las costas y los océanos del mundo, y las criaturas que los habitan, están sufriendo, y el ser humano es el culpable. Hoy es menos probable que alguien que vague por la costa descubra conchas marinas que pedazos de plástico.
La contaminación, causada por enormes derrames de petróleo o por el vertido de basura, ha estropeado el fondo del océano y regiones otrora prístinas donde el mar se encuentra con la tierra.
Vastos tramos de franja costera han sido dragados y reformados para crear tierras arables, destruyendo el hábitat de aves, conchas marinas u otras formas de vida. Flotas dedicadas a la pesca industrial, con sus redes extendidas a lo largo de kilómetros, ponen los peces al borde de la extinción.
La lista de las diferentes formas de explotar los océanos continúa. No es exagerado afirmar que nos enfrentamos a una crisis ecológica fundamental que amenaza nuestras vidas.
¿Somos conscientes de lo que nos jugamos?
El gobierno de Corea del Sur, junto con otros 104 países y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hacen frente a esa cuestión y a muchas más en una feria mundial de tres meses de duración, que se realiza en Yeosu, sobre la costa sur de la península coreana.
Sería difícil hallar mejor lugar para celebrar una exposición internacional sobre la importancia de los océanos. Yeosu, que fue una ciudad portuaria de 300.000 habitantes, se desarrolló a partir de una pequeña bahía.
A sus orillas se erige un parque futurista al estilo del de Disney, que recibe a millones de visitantes de todo el mundo para recorrer exhibiciones que destacan el deleite de los océanos y los peligros a los que tiene que hacer frente.
La ONU juega un rol crucial en la Expo 2012 de Yeosu, patrocinando una serie de programas educativos para poner de relieve asuntos fundamentales como el cambio climático, el aumento del nivel del mar y la contaminación marina, entre otros.
La elevación del nivel mar pondrá en riesgo la vida de las comunidades costeras, ricas y pobres, en todo el planeta. En poco tiempo, los pequeños estados insulares pueden simplemente desaparecer bajo las aguas.
Sin una investigación y educación adecuadas sobre la naturaleza de los tsunamis, miles de personas continuarán pereciendo en ellos, como ocurrió con los poderosos maremotos del océano Índico en 2004 y en aguas de la costa oriental de Japón en 2011. Y la seguridad de los mares también afecta a todas las naciones que dependen de la libre circulación de sus buques mercantes.
En el núcleo central del complejo de Yeosu hay una estructura de 12 pisos de altura con forma de «O», que arroja borbotones de agua y luces láser. Emite una delgada lámina de agua sobre la cual se pueden proyectar vídeos.
La «O», por supuesto, remite a los océanos, pero también al cero, como símbolo del inicio de un esfuerzo colectivo para restablecer la salud de los mares. En los casi dos meses transcurridos desde que se inauguró la Expo, la «Gran O» se ha vuelto el sitio más popular para los visitantes.
En la feria se desarrolla una gran variedad de actividades: conferencias casi continuas para crear conciencia sobre la importancia de los océanos, y actuaciones diarias de grupos de canto y danza, con espectáculos que van desde el ballet hasta conciertos sinfónicos.
La propia ONU montó una exhibición permanente, así como muestras cambiantes en las que participan 24 de sus agencias y organizaciones internacionales.
Achim Steiner, director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, definió acertadamente el objetivo general de la Expo de Yeosu: «Administrar y proteger los servicios de ecosistemas de nuestro planeta azul es parte de la transición hacia una economía verde mundial que, en última instancia, garantice empleos, erradique la pobreza, nos ayude a adaptarnos al cambio climático y a mantener la salud de nuestros océanos».
Según informes informales, la Expo ha logrado inculcar el mensaje de proteger los océanos y promover el conocimiento del ecosistema marino. Pero también hay resultados contradictorios.
Miles de botellas de plástico y cajas de almuerzos, y montones de folletos promocionales y recuerdos arrojados a diario en los cestos de basura, hacen que algunos cuestionen el acierto de realizar una enorme exposición como la de Yeosu.
Cuando finalice la Expo, el 12 de agosto, dignatarios de todo el mundo, incluido el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se reunirán para proclamar la Declaración de Yeosu, en la que detallarán planes de acción para salvaguardar los mares para la posteridad.
Sabemos que el rumbo negligente que llevamos conduce a más ruina y a la destrucción de una de nuestras formas de relación más importantes con el planeta. Preservar los océanos es tan relevante como garantizar que haya agua limpia para todos o salvaguardar las selvas.