«Se ha hablado de apocalipsis y yo creo que esta palabra está particularmente bien elegida». Son palabras del comisario europeo de Energía, el alemán Günther Oettinger, en una comparecencia ante la Eurocámara, al referirse a la situación en la central nuclear de Fukushima. El comisario considera que allí «casi todo está fuera de control» y no descarta que pueda ocurrir lo peor «en las próximas horas o días».
Una nueva explosión en la central ha disparado las alarmas en todo el mundo, ante el peligro de desastre nuclear. El gobierno ha decretado una zona de exclusión área, cuando las principales compañías aéreas europeas y asiáticas están evitando sobrevolar Tokio por el temor de contaminación.
Los gobiernos europeos se replantean sus políticas nucleares y Bruselas no oculta su preocupación. En una reunión de urgencia entre representantes de los 27 y la industria se ha decidido someter a las centrales nucleares europeas a pruebas de resistencia para comprobar su seguridad. Sin embargo, los tests serán voluntarios y no rápidos. Oettinger espera que se realicen «en el curso de este año».
Los detalles de esas pruebas todavía deben perfilarse en las próximas semanas, en una reunión de alto nivel, en la que se fijarán «reglas severas», según el comisario. Bruselas quiere invitar a los países vecinos de la Unión a revisar la seguridad de sus instalaciones nucleares. Oettinger ha pedido paciencia.
Eurodiputados del Partido Popular y de los Socialistas han afirmado que no debe cundir el pánico en Europa y que no deben hacerse cambios a largo plazo sobre su futuro energético hasta no conocer todos los detalles del accidente en Fukushima