Las conversaciones sobre la soberanía de Kosovo, que declaró en febrero de 2008 de forma unilateral, y que Serbia no reconoce, no parecen sencillas y resultan clave para el futuro europeo de la región. Parecen un diálogo de sordos, «El lunes, Tadić se propone la partición de Kosovo, el martes que las conversaciones sobre el intercambio de territorios, el miércoles sugiere la creación de estados mono-étnicos en los Balcanes», dijo Enver Hoxhaj, ministro de exteriores de Kosovo, a lo que añadió: «Las fronteras de los Balcanes se han establecido y son estables, y las cuestiones sobre la soberanía y el territorio se encuentran cerradas.»
Las negociaciones no tienen un fácil inicio. El Gobierno de Kosovo ha decidido imponer restricciones a las importaciones de mercancías procedentes de Serbia y justifica esa decisión en la reciprocidad al no reconocer Serbia el sello de aduanas de Kosovo. Miloš Bugarin, presidente de la Cámara de Comercio de Serbia, estima que el valor de la facturación en Kosovo supera los 500 millones de euros anuales. El embargo impuesto por Kosovo - según Bugarin – contraviene el acuerdo CEFTA, que permite el libre comercio entre ambas partes. «La posición de la Cámara de Comercio de Serbia es que es una decisión ilegal e ilegítima del gobierno de Kosovo» - añade.
»Esta decisión es inmoral, absurda y contraria a los valores europeos fundamentales», dijo el presidente serbio Tadić en una declaración oficial a los periodistas, a lo que agregó: «estamos siguiendo cuidadosamente la reacción de la Unión Europea y de los Estados Unidos. Si Serbia hiciera algo como esto, sería acusada inmediatamente por la comunidad internacional».
Las importaciones de Kosovo en 2010 alcanzaron un volumen de unos 2.000 millones de euros, mientras que sus exportaciones alcanzaron apenas un 10% de esta cifra.