América Latina y el Caribe «debería ir a dos nichos vitales: la inversión que favorezca la sostenibilidad social y ambiental, e intensificar las relaciones en educación superior, ciencia y tecnología», declara el argentino Carlos Quenán, director del estudio sobre las relaciones con la Unión Europea (UE), que fue la referencia durante el debate. El SELA (Sistema Económico Latinoamericano), creado en 1975 con fines de concertación y cooperación económica, aprovechó este Consejo para presentar su perspectiva sobre la crisis europea de cara a la cumbre entre las dos regiones que se realizará en Enero de 2013 en Santiago de Chile.
Para Quenán, vicepresidente del Instituto de las Américas «No cabe una perspectiva apocalíptica, de creer que Europa está muy mal, ni América Latina y el Caribe puede caer en la autocomplacencia y pensar que porque resiste la crisis global no necesita ayuda. El ex ministro de economía argentino, Roberto Lavagna, ( 2002-2005), sostiene que «el resto de Europa hace mal en tratar de cumplir las exigencias de Alemania y del Fondo Monetario Internacional: Los recortes que destruyen poder de compra en la población son recesivos y no dan resultado en equilibrios fiscales». Quenán evocó una frase del ex jefe de gobierno español, Felipe González (1982-1996), para quien «la austeridad a muerte conduce a la muerte».
Europa acude al nuevo encuentro con América Latina y el Caribe apenas iniciando medidas para atender la crisis, basadas en «políticas de austeridad que se han generalizado e impiden en lo inmediato una recuperación», según Quenán. La Cumbre de Santiago será la séptima del mecanismo iniciado en 1999 en Río de Janeiro y es la primera que se realiza entre la UE y la recién creada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que reúne a todos los países del hemisferio norte con excepción de Canadá y Estados Unidos.
El estudio contiene una serie de informaciones que dejan mal parada la situación europea de cara a la economía global: una moneda, el euro, única que no tiene un prestamista de última instancia, falta de disciplina macroeconómica, sobreendeudamiento, recesión, estancamiento de la productividad y problemas de gobernanza. Carlos Quenan considera que «persisten todos los factores que afectan a la economía europea, y a corto y medio plazo su crecimiento será mediocre, en el mejor de los casos». En lo que respecta a América Latina y el Caribe, la crisis europea ha incidido sobre cuatro grandes campos de su actividad económica: la inversión, el comercio, las remesas y la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD).
Aunque la UE se ufana de ser el primer inversor en la región, con un más de 312.000 millones de euros en 2009, en la última década esa inversión, con un promedio alrededor de 30.000 millones de dólares anuales, ha presentado una elevada volatilidad. Como contrapartida, América Latina hace un aporte positivo para equilibrar los balances consolidados de las empresas europeas, y en el caso de España ha sido en los últimos años la principal fuente de recursos para numerosas compañías. La importancia de Europa como socio comercial de América Latina y el Caribe se ha debilitado. Era el destino del 24,6 por ciento de las exportaciones latinoamericanas y caribeñas en 1990 y ha pasado al 13,6 por ciento en 2011.
Por su parte, China, decimoséptimo destino de las exportaciones de América Latina y el Caribe hace 20 años, es actualmente el tercero, y recibe el nueve por ciento de las exportaciones totales de la región. El intercambio además se mantiene asimétrico y concentrado. Más del 90 por ciento de los productos europeos que la región importa son bienes industriales y la mitad con alto contenido tecnológico, mientras que el 60 por ciento de lo que América Latina y el Caribe vende a Europa son materias primas o manufacturas escasamente elaboradas.
Los grandes socios comerciales de Europa son apenas cinco países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México, con más del 75 por ciento del comercio desde o hacia la UE. Mientras, cinco europeos (Alemania, España, Francia, Gran Bretaña e Italia) absorben casi el 60 por ciento de las ventas latinoamericanas.
Ese panorama puede acentuarse con la crisis, traducida en la crisis de la economía europea y la apreciación de las monedas en países latinoamericanos. Las remesas de emigrantes también caen. España, segundo proveedor de remesas a la región, después de Estados Unidos, envió en 2010 a Colombia un 9,5 por ciento menos de fondos que en 2008, a Ecuador un 13 por ciento menos y en Bolivia el descenso fue del 16 por ciento.
En cuanto a la ayuda al desarrollo, ya se descarta que la UE pueda llegar en 2015 a la meta de que la AOD represente el 0,7 por ciento del producto interno bruto, pues tan solo alcanzó el 0,42 por ciento en 2010, cuando debía colocarse entonces en el 0,56 por ciento.
En este panorama el estudio presentado por el SELA propone intensificar los planes regionales de cooperación e integración y evaluar lo hecho tras la Cumbre de la UE en Madrid, en 2010, que propuso trabajar conjuntamente en temas relacionados con la ciencia, la tecnología, la innovación y el desarrollo sostenible. Quenán plantea la necesidad de avanzar en la búsqueda de consensos y sinergias sobre un primer nicho, de inversiones para la sostenibilidad social y ambiental. «La UE, con sus dificultades, es la región del mundo que genera la mayor cantidad de patentes en tecnologías medioambientales, y América Latina y el Caribe es una región que necesita preservar su ecosistema al tiempo que aprovecha su riqueza en biodiversidad».
El otro nicho es el de la educación superior, la ciencia, tecnología e innovación. El mexicano José Rivera, secretario permanente del SELA, presentó una cifra como ejemplo: en 2001, toda América Latina y el Caribe presentó 7.800 solicitudes de patentes. Mientras, sólo Corea del Sur introdujo 177.185.
El director del estudio sobre las relaciones con la Unión Europea (UE), Carlos Quenán, señala que América Latina y el Caribe tienen una educación superior extendida, con numerosas universidades y estudiantes, pero la calidad es una cosa diferente. En materia de innovación tecnológica Europa, a pesar de su crisis, sigue siendo una gran potencia, mientras que nuestra región tiene un largo déficit a superar».