El incidente, originado en la supuesta sospecha de que a bordo del avión del gobierno de Bolivia viajaba Edward Snowden, el denunciante de la estadounidense Agencia Nacional de Seguridad (NSA), ha desatado en Bolivia una ola de protesta e indignación a la que también se han sumado los opositores al presidente Morales.
Igual de inmediata ha sido la respuesta de apoyo a Morales, ante la actitud de los cuatro países europeos, de varios presidentes de la Unasur (Unión de Naciones Suramericana), que realizará una cumbre extraordinaria de urgencia en las próximas horas en la central ciudad boliviana de Cochabamba, según ha confirmado el vicepresidente Álvaro García. La cita, a la que han confirmado su presencia hasta ahora los presidentes José Mujica, de Uruguay, Cristina Fernández, de Argentina, y Nicolás Maduro, de Venezuela, se ha convocado a manera de «desagravio» a Morales y al pueblo boliviano, ha explicado el el gobierno de La Paz.
García también ha anunciado que, a través de la cancillería, se convocará a los representantes diplomáticos en su país de los cuatro países involucrados para pedirles explicaciones por el incidente que ha acabado provocando un escándalo internacional.
Recuerda que Morales, de origen indígena aymara, tuvo al comenzar su mandato en enero de 2006 el pleno respaldo político y económico de los países integrantes de la Unión Europea (UE).
La tensa situación vivida al atardecer del martes 2 de julio por el mandatario y su comitiva, integrada por colaboradores que regresaban de Moscú de la II Cumbre del Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG), terminó con un aterrizaje de emergencia en Viena tras el rechazo de Francia, España, Portugal e Italia a hacer uso de su espacio aéreo. Tras permanecer 14 horas en el aeropuerto de Viena, Morales reanudó vuelo hacia su país una vez obtenido el permiso de sobrevuelo por los cuatro países europeos y tras una escala técnica en Canarias.
«Una ola 'identitaria'» ha surgido tras el incidente que ha mostrado a un país aislado diplomáticamente de Estados Unidos y en riesgo de enfriar sus relaciones con Europa, ha comentado el exministrio de Exteriores boliviano, Armando Loaiza. La condición de un presidente indígena a quien se ha negado la inmunidad y privilegios diplomáticos, ha generado un desbordameinto de adhesiones de sus seguidores que esperaban en improvisadas concentraciones populares el retorno del Morales.
El presidente boliviano explicó a la agencia de noticias estatal ABI en Viena que «no podía permitir que revisen el avión porque no soy ningún delincuente y segundo ustedes saben por normas internacionales que es un avión oficial. El presidente tiene inmunidad inviolable, su derecho de transitar en cualquier parte del mundo».
Sobre este particular han surgido versiones contradictorias desde Austria. Mientras el ministro de Defensa de Bolivia, Rubén Saavedra, afirmaba que el presidente se había negado «rotundamente» a que fuera inspeccionada la aeronave y rechazaba de plano esas informaciones, el vicecanciller de Austria, Michael Spindelegger, indicaba que las autoridades aeroportuarias la habían revisado y comprobado «que todas las personas que se encuentran a bordo son ciudadanos bolivianos».
Al respecto terció el vicepresidente García indicando que lo que en realidad había ocurrido en el aeropuerto de Viena era que las autoridades austríacas habían hecho «una inspección protocolar», como sucede con cualquier vuelo, donde se acercan hasta las escalinatas y la puerta del avión». «Pero no se ha permitido ni se va permitir nunca que se haga algún tipo de requisa ilegal», enfatizó.
Bolivia protesta, Portugal se justifica
En tanto, en las calles de las dos principales ciudades de Bolivia, grupos de seguidores del presidente realizaron actos de protesta frente a las embajadas de España y Francia. En La Paz, un grupo de indígenas ataviados con ponchos rojos, quemaron las banderas de España, Francia y de la UE según las imágenes transmitidas por cadenas de televisión privadas. La sede diplomática española, localizada en esta urbe donde se asienta el gobierno nacional, ha cerrado sus puertas en previsión de incidentes.
El parlamentario opositor y líder de la coalición Convergencia Nacional (CN), Adrián Oliva, ha lamentado que la política gubernamental en materia de diplomacia aleje a Bolivia de Estados Unidos, por razones ideológicas, y luego marque diferencias con Brasil por temas políticos y económicos. Atribuye los incidentes a la predisposición de Morales de ofrecer asilo a Snowden, una posición que lo condujo a la sombra de «sospecha». «La idea de expulsar a embajadores solo terminaría dañando las relaciones con otras naciones y provocaría la suspensión de proyectos de apoyo, con efectos negativos en los más pobres», comenta Oliva, en referencia a la convocatoria por parte del gobierno a los representantes de los cuatro gobiernos europeos protagonistas del incidente.
Loaiza ha recomendado prudencia en las reacciones diplomáticas y ha pedido al gobierno que espere las resoluciones de Unasur antes de asumir acciones ante otras instancias internacionales. A todo esto, el gobierno de Portugal ha divulgado una declaración ambigua y poco clara sobre el caso. El comunicado de la cancillería afirma que canceló la autorización de sobrevuelo y uso de la terminal aérea al aparato boliviano por «consideraciones técnicas». En cambio, el influyente semanario luso, Expresso, asegura, citando una fuente también de la cancillería de ese país, que las autorizaciones para aterrizaje y uso del espacio aéreo «fueron canceladas por razones diplomáticas y no técnicas».
En términos enérgicos, el jefe del grupo de diputados comunistas de Portugal, Bernardino Soares, ha criticado al gobierno conservador del primer ministro Pedro Passos Coelho. «Se trata de una actitud que viola todas las reglas del derecho internacional, de gestión del espacio aéreo y de las relaciones diplomáticas activas entre países soberanos, que dejan a Portugal muy mal visto en el mundo». La eurdiputada socialista Ana Gomes, también ha cuestionado la doble moral de los gobiernos del bloque que impidieron el paso al avión de Morales, mientras hace no mucho tiempo autorizaban los vuelos de la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA), trasportando ilegalmente prisioneros a la base-prisión de Guantánamo, el enclave militar en la isla de Cuba.
Para Rui Tavares, eurodiputado del grupo Verdes, el incidente con el avión boliviano, es «un ejemplo de la hipocresía de los gobiernos», como el de Portugal, que no han tenido la misma preocupación cuando «aviones con personas secuestradas ilegalmente, eran enviadas a centros de tortura, a prisiones secretas o Guantánamo como si fuese legal, y que pasan por su territorio». La eurodiputada comunista Inês Zuber ha dicho que se preguntará al Consejo Europeo para aclarar si existió alguna coordinación en la prohibición del sobrevuelo y aterrizaje de la aeronave del presidente de Bolivia en los países europeos.
*Informaciones de Mario Dujisin desde Portugal