Este proyecto de ley fue unas de las promesas de François Hollande durante la última campaña presidencial francesa. El texto recalca que «el matrimonio es un contrato entre dos personas de sexo distinto o de mismo sexo», otorgando así «el derecho a la adopción conjunta de un menor por los dos esposos o a la adopción del hijo del cónyuge». A ese respecto, en la Asamblea nacional, la ministra francesa de Justicia, Christiane Taubira, ha defendido con convicción y orgullo un «acto de igualdad», «un matrimonio con todo lo que lleva de simbólico y con todas sus reglas de orden público». Así, la ministra ha querido volver a afirmar el compromiso del gobierno para que el matrimonio sea «una institución universal» y ha denunciado una oposición de derecha, con ideas ancladas en el pasado.
¿Cuál es el juego de la oposición ante este debate? Durante estas discusiones parlamentarias, la oposición política (partidos de derecha y de extrema derecha en su mayoría) tiene la intención de presentar más de 5.360 enmiendas que, curiosamente, es un hecho que se ha producido pocas veces. Por eso, se le critica de querer obstruir el proceso del debate parlamentario. Christian Jacob, presidente del grupo UMP (Unión por la Mayoría Parlamentaria -derecha francesa-) había abogado por un aplazamiento del debate, invocando la necesidad de un referéndum sobre una cuestión tan sencilla. El primer dïa de debate Laurent Wauquiez, fue el encargado de defender esta demanda en la Asamblea Nacional y empezó su discurso diciendo: «Ustedes no condenarán [...] al silencio a los diputados que defienden esta moción sino también a los millones de franceses que comparten nuestras preocupaciones y a los que queremos devolver la palabra con un referéndum».
En la segunda jornada, el presidente de la Asamblea nacional, Claude Bartolone, ha dado los resultados de la votación a la propuesta de la oposición. Se han emitido 482 votos. 184 diputados han votado a favor de la moción relativa al referéndum y 298 han votado en contra. Por lo tanto, se ha echazado la moción. No es una sorpresa, porque el referéndum no está previsto en la Constitución francesa. El artículo 11, recuerda la ministra de familia, Dominique Bertinotti, no autoriza someter esta clase de cuestión al referéndum popular. Este artículo estipula que el referéndum se puede realizar con «todo proyecto de ley sobre la organización de los poderes públicos, las reformas vinculadas con la política económica, social o medioambiental de la nación y a los servicios públicos que forman parte de este proceso».
Por lo tanto y a pesar de todo, la derecha tiene todavía algo que decir. Estos días ya han surgido nuevos puntos de ataque centrados en la PMA (Reproducción asistida) y sobre todo la GPA (madre de alquiler/ maternidad subrogada) que no estaban previstos en el debate (la PMA figurará en un texto sobre la familia en marzo) pero, sin duda, añaden nuevos temas sensibles a la polémica. De hecho, Jean-François Copé (presidente de la UMP) y François Fillon (exprimer ministro francés) han acusado el gobierno de dar un paso hacia la legalización de las madres de alquiler.
La GPA, aunque prohibida en Francia, surge en este momento, a raíz de una circular del ministerio de Justicia que facilita la concesión de certificados de nacionalidad francesa para todos los niños nacidos de madres de alquiler en el extranjero. Actualmente muchas parejas heterosexuales, pero también homosexuales, recurren a la maternidad subrogada en el extranjero. Sin embargo, los niños que nacen por este método de procreación no tienen la nacionalidad francesa cuando vuelven en el país y por mucho que crezcan en un hogar francés. Además, no están registrados en el registro civil y no tienen libro de familia, es decir que el niño no puede tener acta de nacimiento o el reconocimiento del lazo de parentesco. Aún con la circular de la ministra Taubira, esto no cambia, lo que significa que el niño sigue teniendo un estatuto civil ambiguo. Ahí, radica el ataque de la oposicion de derecha
La opinión de los franceses hoy día sobre el debate
La sociedad está muy dividida sobre un proyecto de ley que tiene el poder de cambiar definitivamente el modelo familiar francés. Según una encuesta del instituto IFOP publicada el pasado sábado, el 63 por ciento de los franceses está a favor del matrimonio homosexual. Sin embargo, la adopción siembra la discordia. El 49 por ciento está a favor de la adopción de niños por parejas homosexuales y el 51 por ciento en contra. Antes de que la Asamblea Nacional mantenga el pulso político, la división ha quedado patente en las calles. El domingo, entre 125.000 y 400.000 partidarios del «matrimonio para todos» se manifestaban en París. El domingo anterior, los contrarios al «matrimonio para todos» congregaron a unas 340.000 personas, aunque los organizadores contabilizaban un millón.
Mientras el debate se iniciaba en el interior de la Asamblea, fuera del edificio un centenar de católicas integristas, rezaban a la Virgen para que influyera sobre la actitud y el voto de los parlamentarios. Por otra parte en las redes sociales también aumentan diariamente los mensajes homófobos o anticlericales, que parecen preocupar mucho a la oposición de derechas.
El final de los debates está previsto para el 10 de febrero y la votación de los diputados será dos días después, el 12 de febrero. A continuación, el Senado examinará el texto antes del voto definitivo esta primavera.
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