En su participación en el Foro Cinco Días, en Madrid, Almunia ha querido pintar un panorama optimista para el futuro, pero con todas las cautelas. Asegura que aún es necesario el estímulo fiscal y financiero para evitar que el paro en la UE se convierta en estructural y para restaurar el flujo de crédito. Y aporta un dato determinante: en Europa, al revés que en Estados Unidos, el 70 por ciento de la financiación de las empresas depende del crédito bancario, por eso la sequía económica afecta mucho más.
Almunia cree que la UE tiene margen de actuación todavía, que aún se necesitan programas de recapitalización con dinero público, pero advierte que esto comporta exigencias que pasan por una reestructuración del sistema financiero, con un nuevo marco de regulación y supervisión.
El comisario de Asuntos Económicos dice que "no podemos desperdiciar la crisis" sino actuar de forma contundente para preparar estrategias de salida. El potencial de crecimiento en los próximos años va a ser menor y, en su opinión, los Bancos Centrales y los gobiernos deben prever ya una retirada ordenada de los mercados.
Almunia considera imprescindible que haya "más Europa" para salir definitivamente de la crisis. Dice que el actual grado de integración europea no es suficiente, que falta acuerdo político para avanzar juntos y hacer frente a los desafíos, que él centra en cuatro puntos: educación y formación, para evitar el paro; reforma del mercado de trabajo para "mejorar la protección y fomentar la movilidad y el trasvase de unos sectores a otros, lo que no implica necesariamente abaratar el despido"; más inversión en I+D y potenciar los servicios en toda la UE.
Según el responsable económico de la Comisión Europea, en la UE hay tres tipos de economías, en cuyo origen está el mayor impacto de la crisis. Alemania, que la está sufriendo más que la media europea y más que Estados Unidos, porque está afectando a los puntos vitales de su economía: comercio exterior, producción industrial, bienes e inversión. Hay además en Alemania, según Almunia, una tendencia mayor a refugiarse en el ahorro, lo que ha provocado una mayor baja del consumo interior y una contención de salarios. Todo ello hace que acuse más el «shock». España, Reino Unido e Irlanda tenían ya unos desequilibrios peculiares, sobre todo, en vivienda o en el sistema financiero con expectativas por debajo de la media europea, que ahora se han visto multiplicadas. Por último, los países del Centro y el Este de Europa también viven peor la crisis porque se encontraban en pleno proceso de convergencia, con un modelo de crecimiento basado en la inversión directa procedente del exterior.
La conclusión, para Almunia, es que si queremos una próxima década con objetivos económicos optimistas, hay que planificar ya una estrategia que nos conduzca a economías más dinámicas, capaces de ser competitivas y generar empleo.