Munro, pionera en el campo de la literatura en inglés en Canadá, ha encuadrado su obra en lugares y escenas de la vida cotidiana de su lugar de origen, el sur de la provincia de Ontario -donde nació en 1931-, creando historias que conectan con lo universal, por lo que ha sido llamada «la Chéjov canadiense». Su estilo, influido por autoras como Katherine Anne Porter, Flannery O'Connor, Carson McCullers o Eudora Welty, consigue representar magistralmente la condición humana a partir de los detalles familiares y locales de su entorno.
Ante la noticia de que había galardonada con el Nobel, Munro ha declarado a The Canadian Press que «era un castillo en el aire que podía suceder, pero probablemente no sucedería. Sabía que estaba en la carrera, sí, pero la verdad es que nunca pensé que fuera a ganar». También en un comunicado a través de su agente, ha afirmado estar «feliz y muy agradecida y en particular orgullosa de ganar este premio y agradar a tantos canadienses.»
Con su primer libro, Dance of the Happy Shades, de 1968, fue galardonada con el máximo reconocimiento literario en su país, el Premio del Gobernador General -que volvió a ganar en dos ocasiones más-, y poco después sus cuentos comenzaron a ser publicados con gran regularidad en la prestigiosa revista The New Yorker. Desde entonces, su talento ha sido cada vez más reconocido y su prestigio ha ido creciendo entre la crítica, sobre todo a partir de los años 80, momento en el que su obra también comenzó a ser traducida y publicada en español.
A pesar de que Munro anunciase en 2009 que se retiraba definitivamente de la literatura, ha publicado desde entonces dos libros, Demasiada felicidad y Mi vida querida, éste último -con una parte autobiográfica- ha sido publicado este mismo año.