En lo que parece un cambio radical de postura del banquero europeo, Draghi ha dicho en una conferencia pronunciada en Londres que «en la medida que la prima de riesgo soberana afecte negativamente el funcionamiento de los canales de transmisión de la política monetaria, forma parte de nuestro mandato». Hace solo unos días, el presidente del BCE hacía caso omiso a las peticiones de intervención para frenar el acoso de los mercados sobre la deuda española con el argumento de que la misión del banco europeo no es resolver los problemas de los países.
Ahora, Draghi se muestra seguro de sus posibilidades: «Dentro de nuestro mandato, el BCE está listo para hacer todo lo posible para preservar el euro y, creánme, será suficiente». Parece que lo es, porque nada más pronunciar esta frase la prima de riesgo de España e Italia empezaba a aliviarse rápidamente hasta cerrar en 560 y 473 puntos respectivamente, lo que representa un descenso superior al 8%. Los intereses que España paga por el bono a diez años bajaban hasta un nivel todavía alto, pero mucho menor que el de ayer y ya por debajo del temido 7%. Todas las bolsas europeas han subido y en España, el Ibex cierra con la mayor alza en dos años.
El cambio de rumbo en el BCE puede obedecer a que el miedo a un rescate total en España que posiblemente arrastraría a Italia tendría unas consecuencias impredecibles para la eurozona que echarían por tierra toda la política monetaria de la propia entidad, aunque hasta ahora se haya resistido a actuar.
Ya ayer unas declaraciones del representante austriaco en el BCE, Edwald Nowotny, en las que apuntaba que está a favor de reforzar los fondos de rescate del euro tuvieron una repercusión inmediata en los mercados positiva para la deuda española. Nowotny mantuvo el rotundo no a la intervención directa del banco en ayuda de España, pero se mostró a favor de otorgar licencia bancaria al fondo de rescate europeo para aumentar así su capacidad de préstamo por encima de los 500.000 millones de euros con que se creó.
El gobierno español, que viene reclamando una actuación decidida del BCE para frenar los ataques contra la deuda española, dice observar un «cambio de actitud» en las instituciones tras la ofensiva diplomática del presidente Rajoy y del ministro de Economía, Luis de Guindos, que en los dos últimos días, se ha entrevistado con sus colegas alemán y francés, para pedir apoyo ante las dificultades de financiación de España. Ahora el ejecutivo, confía en que las palabras del presidente del BCE se traduzcan en «hechos concretos».