El próximo 17 de junio tendrán lugar en Grecia las elecciones nacionales más importantes, no solo de su historia sino de la propia Unión Europea. En un momento crucial para la zona euro, los comicios se atisban como los más decisivos desde la creación de la moneda única y es un nombre, el de Alexis Tsipras, el que suena como uno de los grandes protagonistas. La salida de Grecia de la moneda única puede depender de él.
Los sondeos le otorgan hasta un 28 % de los votos y muchos ven a este político griego, cabeza del grupo de la coalición de la izquierda radical, SYRIZA, y presidente de Synaspismos (SYN), partido político que forma parte de dicha coalición, como el futuro primer ministro griego. La Unión Europea le teme. Una Unión Europea que él ha calificado recientemente en uno de sus viajes a París como «infierno».
Tsipras posee, en cierta forma, una de las llaves del futuro de la Unión y en sus manos una responsabilidad más que relevante sobre el futuro de la eurozona. Ya ha advertido a los europeos –y en especial a la canciller alemana Angela Merkel- que no va a aceptar que nadie se entrometa en los asuntos internos de su país y, mucho menos, nuevas condiciones en materia de austeridad. Además se muestra contundente, defiende que Grecia está sumida en la miseria debido a que «ha sufrido un experimento europeo neoliberal de choque». Casi nada.
Partidario del comunismo, contestatario y en contra del neoliberalismo
A sus 38 años, este ingeniero civil –todo un desconocido hasta hace muy poco en el plano europeo e internacional- empezó desde su adolescencia a coquetear con las juventudes comunistas griegas, a las que se adhirió a finales de los 80. En el plano local adquirió cierta relevancia en los medios de comunicación debido a su carácter contestatario y sindicalista. Fue uno de los agitadores clave contra una controvertida ley del Ministro de Educación y Asuntos Religiosos, Vasilis Kontogiannopoulos, de los noventa, y sus diferentes apariciones en televisión fueron muy sonadas.
Su carisma no pasó inadvertido para sus colegas, que le eligieron cabeza del Consejo Central de la Unión Nacional de Estudiantes de Grecia (EFEE) desde 1995 a 1997. Su inminente carrera política había comenzado. Dos años más tarde, fue elegido secretario de la Juventud de Synaspismos y fue uno de los creadores del famoso Foro Social Griego, asistiendo a las diferentes marchas y protestas internacionales contra la globalización neoliberal.
Su ascenso en la Coalición de los Movimientos de Izquierda y Ecológicos, Synaspismos, ya era un hecho. No tardó en ocupar un lugar de renombre (fue responsable de educación del partido) y llegó a quedar tercero en la lucha por la alcaldía de Atenas el año 2006. Su partido logró hasta cuatro concejales, todo un logro. No obstante la cúspide de su carrera no llegaría hasta 2008 en el V Congreso del partido cuando fue elegido presidente y un año más tarde también del grupo parlamentario SYRIZA.
Contrario a la política de unión bancaria y fiscal de la UE
Posturas encontradas las de Tsipras y la Unión Europea. Ésta no está dispuesta a cambiar los términos del rescate y se te teme que el miedo hacia el impacto de la austeridad impuesta pueda significar que más griegos voten a Tsipras. Por un lado, están los que creen que el radicalismo de su partido, moderado de cara a las elecciones, podría contagiarse a otras formaciones europeas como respuesta a la crisis económica y al descontento social, divido entre medidas de austeridad y unas poco claras medidas de crecimiento.
Por otro, el mismo Tsipras que, aunque comparte la opinión de los griegos de permanecer en el euro, no quiere más austeridad, defiende que sea el propio país quien controle su economía, nacionalice sus bancos y se derrote «a los poderes financieros, el gran enemigo de los pueblos, que no gobiernan pero deciden todo», ha declarado.
Unos ideales que podrían contraponerse a los nuevos ideales europeos de integración fiscal, unión bancaria y, por extensión, a la propia credibilidad de la UE, como fuerza de control de la estabilidad de los países más débiles de la zona euro. De fondo, su postura contraria al neoliberalismo, totalmente radical a los cimientos del conglomerado europeo.
No han tardado las voces que tachan a Tsipras de chantajista con la Unión Europea. Quiere permanecer en el euro, pero defiende que se perdone la deuda griega y que es el actual sistema el que impide a funcionarios y pensionistas a cobrar a fin de mes. Para los que ven la salida de Grecia como «castigo» y solución de los problemas de Europa opina que «es absurdo continuar destruyendo a Grecia y querer mantener la zona euro» y se justifica alegando que «no estamos aquí para hacer chantaje a nadie, sino para movilizar a los pueblos europeos. Merkel debe comprender que está en un club de iguales, y debe dejar de tratar a los demás países europeos como un protectorado. Si la Unión Europea no es social y democráticamente justa, no existirá».
En la campaña electoral, Tsipras promete un salario mínimo de 750 euros, prestaciones por desempleo a 430 euros y supresión de impuestos que «asfixian» a la clase media. En su multitudinaria última rueda de prensa antes de los comicios, el líder de SYRIZA asegura que un nuevo gobierno de izquierda en Grecia, luchará contra la corrupción y el clientelismo creando «un nuevo Estado transparente y justo dentro de la zona euro».