Se repiten las llamadas a la calma desde todas las instituciones y gobiernos europeos, pero el presidente de Islandia, Olafur Grimsson, ha dicho que la erupción es «monumental» y las autoridades de la UE confiesan que la evolución de la nube volcánica puede provocar restricciones en el tráfico aéreo europeo.
De momento, este martes ya hay problemas en Escocia e Irlanda y está previsto que en las próximas horas se extiendan a Noruega y Dinamarca. KLM, British Airways, EasyJet y otras compañías de bajo coste han cancelado sus vuelos con Aberdeen, Glasgow o Edimburgo. La aerolínea Ryanair ya ha anunciado que protestará ante las autoridades británicas por lo que considera cancelaciones innecesarias, porque «no hay riesgos para la seguridad».
El recuerdo del caos provocado el año pasado por el volcán Eyjafjalla está en la mente de todos. Se piensa que hubo un exceso de precauciones cuando se cerró todo el espacio aéreo europeo, lo que provocó la cancelación de 100.000 vuelos y pérdidas de 1.700 millones de euros para la industria.
Así que esta vez no quieren tomarse medidas drásticas. El comisario europeo de Transportes, Siim Kallas, ha dicho que «un año después hemos aprendido la lección y estamos en mejor posición para enfrentarnos al desafío que las cenizas volcánicas suponen para Europa».
La Autoridad de Aviación Civil de Reino Unido también asegura que la situación es muy diferente a la del año pasado. «Se ha gastado mucho tiempo y bastante dinero en el material necesario», dice el ministro británico de Transportes, Philip Hammond.
Responsables gubernamentales han trabajado con las compañías y los controladores aéreos para determinar con más precisión el peligro. Ahora se tiene una idea más aproximada de la cantidad de ceniza que puede soportar un avión en vuelo y se han establecido niveles de riesgo, en función de la densidad de la nube volcánica. El organismo europeo de Aviación Civil, Eurocontrol, informa de la situación al minuto a través de su web en Twitter.
El volcán Grimsvötn entró en erupción el sábado y provocó una columna de humo y cenizas de 20 kilómetros de alto. Es la más fuerte desde 1873 y mucho mayor a la del volcán Eyjafjalla del año pasado. Sin embargo, los expertos creen que el tipo de ceniza que lanza se dispersa con mayor dificultad y que los vientos están siendo favorables.