Alemania ha vuelto y, como dijo la semana pasada la canciller Merkel para seguir haciendo la misma política europea, es decir, lo que le interesa a su política interna. En la reunión del Ecofin de este martes se ha debatido el mecanismo de liquidación de bancos con problemas en el que la propuesta inicial de la Comisión ha quedado muy diluida y se recogen las exigencias que siempre ha planteado Alemania que no quiere pagar por los bancos en quiebra de otros países ni quiere que el resto conozca las interioridades de sus cajas de ahorro.
Según el documento que se ha debatido en la reunión de ministros de Economía -Ecofin- serán los Gobiernos y no la Comisión los que decidan el cierre de un banco con problemas. El fondo único de liquidación requerirá un amplio periodo de transición. Cualquier reparto de costes que se acuerde será efectivo diez años después del inicio del plan que se espera entre en funcionamiento en 2015.
Además, como siempre ha dicho Alemania, se requerirá un nuevo Tratado. Un trámite como poco largo y prolijo.
Desde 2016 entrarán en vigor las reglas por las que accionistas, preferentistas, dueños de bonos y grandes depositantes asuman las pérdidas en caso de que la institución bancaria necesite ser rescatada.
En esta reunión se ha conocido el documento elaborado por la presidencia lituana con las ideas aportadas por Francia, Italia, Alemania y Holanda. El resto de países han pedido más tiempo para estudiarlo, «tenemos un acuerdo bastante general y lo que queda es cerrar los detalles», ha dicho el ministro español de Economía, Luis de Guindos.
España, que ha sufrido el rescate de sus instituciones, que han terminado pagando los contribuyente, siempre ha querido la mutualización de la deuda uno de los tabús de Alemania.
Según el documento que se terminará de debatir en otro Ecofin la próxima semana y si no se cierra el acuerdo todavía podrán reunirse los ministros el 23 víspera de Nochebuena, habrá un consejo de resolución de bancos en quiebra en el que estarán representados todos los Estados miembros. No está decidido el reparto de poder que podría ser por tamaño de población.
La Comisión sería la que llevara a cabo la liquidación, pero en una mera labor de supervisión. El nuevo mecanismo solo ejercerá su función sobre los 130 mayores bancos de la zona euro dependiendo del Banco Central Europeo (BCE). Las autoridades de cada país serán los responsables de vigilar y cerrar a los más pequeños con lo que las cajas de ahorro alemanas quedarían fuera de miradas extrañas.
Se ha hablado también de la situación macroeconómica de los diferentes Estados miembros. España y Eslovenia están experimentando desequilibrios excesivos. En la próxima revisión se evaluará si persisten los desequilibrios y si la política económica de ambos países está dando resultados o necesitan aplicar más recortes.
También, aunque menores, tienen desequilibrios Francia, Italia y Hungría a los que la Comisión les recomienda que tomen medidas decisivas. Así mismo presentan desequilibrios en el conjunto de la UE, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Malta, Países Bajos, Finlandia, Suecia y Reino Unido. Alemania, Luxemburgo y Croacia están siendo analizados.