Primeras discusiones de los ministros de Finanzas de la UE y primeras divisiones, por otra parte, ya anunciadas. La propuesta de Bruselas de crear un supervisor único para todos los bancos europeos cuenta ya con el rechazo de Berlín y, más aún, si como pretende la Comisión, se empieza el trabajo al comienzo del año que viene con las entidades que han recibido ayudas públicas.
El ministro alemán, Wolfgang Schäuble, ha dicho en la reunión de Nicosia (Chipre) que no cree «que pueda haber una directa de los bancos a través del mecanismo europeo de estabilidad (MEDE) ya desde principios de enero». Con el argumento de buscar mayor «eficacia», Schäuble frena el proyecto y además limita el comienzo de la ambiciosa unión bancaria europea.
Bruselas quiere que el BCE supervise a las 6.000 entidades europeas, no solo a los bancos sistémicos, y razona que ha habido bancos pequeños que han sucumbido a la crisis, pero en Berlín no está dispuestos a permitir que sus cajas regionales dejen de estar controladas por el supervisor nacional. El Reino Unido y algunos países del Este, fuera del euro, tampoco quieren la supervisión europea para todos porque temen que el BCE asuma poderes excesivos.
El enfrentamiento está servido porque Francia apoya los planes de la Comisión y tiene seguidores interesados, como España, para quien el comienzo de la supervisión única es vital porque de ello depende que el rescate bancario de hasta 100.000 millones de euros aprobado por el Eurogrupo se haga mediante recapitalización directa y no compute como deuda. El comisario europeo de Mercado Interior, Michel Barnier, dice que el calendario es difícil, pero posible.
El ministro español de Economía, Luis de Guindos, ha reconocido que existen dificultades, aunque «hay voluntad política y un mandato europeo». Entre esos inconvenientes por resolver está que en el BCE están representados los17 países de la moneda única, pero no los 27 socios comunitarios.