¿Qué peso tiene la parte superior de la distribución de la riqueza? Es la pregunta que se ha hecho el economista del BCE Philip Vermeulen y la que da título al estudio recientemente publicado (en inglés: 'How fat is the top tail of the wealth distribution?'), cuyo objetivo inicial es verificar las estimaciones publicadas tanto desde Estados Unidos como desde Europa. Y más allá de las cifras que inundan las 46 páginas de la investigación, la primera conclusión es clave: la fortuna de los más adinerados es todavía mayor de lo que se pensaba.
Vermeulen analiza nueve países de la zona euro, entre ellos España, además de Estados Unidos. Precisamente el país norteamericano es el que mayor concentración de patrimonio presenta: el uno por ciento de los estadounidenses ostenta entre el 34 y el 35 por ciento de la riqueza del país.
En la eurozona la proporción no es tan abrumadora pero no obstante la tendencia se mantiene. Sobre todo en Alemania, donde el uno por ciento de los ciudadanos posee entre el 24 y el 33 por ciento de la hacienda nacional. Le siguen, por este orden, Austria (entre el 23 y el 34 por ciento de concentración), Portugal (entre el 21 y el 26 por ciento) y Francia (entre el 18 y el 19 por ciento). El Estado español se sitúa en la mitad de la tabla: el uno por ciento de la ciudadanía, es decir, las mayores fortunas del país, acaparan entre el 15 y el 16 por ciento del capital del país
Vermeulen demuestra que las no-respuestas o las estimaciones por debajo de los valores reales de las que se nutren habitualmente los estudios económicos afectan sobremanera los resultados porque, según explica, las familias más pudientes en términos económicos tienden a omitir de forma significativa las cuentas reales. En estos escalones de rendimiento la información sobre su riqueza es mucho más sensible, lo que según Vermeulen les lleva a maquillar a la baja sus respuestas.
Para evitar esta malformación, el economista parte de los datos publicados en Estados Unidos acerca del rendimiento de las familias, así como de un estudio del BCE al que generalmente no tienen acceso otros investigadores. A estas dos variables añade una tercera: las cifras sobre las mayores fortunas del mundo que publica periódicamente la revista Forbes.
Una tendencia que suma ya tres décadas
El debate en torno a la distribución del rendimiento y de la riqueza siempre ha estado presente pero ha vuelto a copar las portadas de los medios internacionales a raíz de la reciente publicación del libro 'El capital en el siglo XXI', de Thomas Piketty. Este economista francés defiende que, desde la década de los años 80, se observa un agravamiento de las desigualdades.
A lo largo de más de 400 páginas y con informaciones provenientes de diferentes gobiernos, Piketty señala que la situación es especialmente acuciante en Estados Unidos, aunque Europa tampoco se sale del guión marcado por el gigante americano. La razón que explica esta inclinación, según Piketty, se debe al hecho de que la rentabilidad obtenida por el factor capital crece a un ritmo superior a la propia economía. Vaticina además que la situación no se va a revertir hasta que no se tomen medidas correctivas, como por ejemplo una mayor carga impositiva sobre los más ricos.