El ministro de Medio Ambiente, Norbert Roettgen, ha declarado que«es definitivo, las tres últimas plantas nucleares se desconectarán en 2022. No hay cláusula de revisión». Se mantendrán abiertas como reserva de seguridad y es posible que puedan cerrarse un año antes.
Las compañías eléctricas seguirán pagando el impuesto que tiene como objetivo financiar el desarrollo de centrales eléctricas de energía renovable y con el que se ingresan unos 2.300 millones de euros anuales.
La decisión del gobierno de Merkel supone una vuelta atrás en la política nuclear alemana. En el año 2000, el ejecutivo que entonces formaban socialdemócratas y verdes acordó el apagón nuclear en 2021, pero el año pasado los conservadores decidieron prolongar la vida de los 17 reactores nucleares alemanes unos 14 años, lo que suponía mantener las centrales hasta 2036.
El accidente de Fukushima ha hecho cambiar las previsiones. Por un lado, se han repetido las manifestaciones antinucleares y se ha reactivado una opinión pública contraria a la energía atómica. Por otro, la comisión ética creada tras la catástrofe en Japón, recomienda no retrasar el apagón nuclear más allá de 2021 e incluso adelantarlo si se acelera la apuesta por las energías renovables.
El gobierno alemán destaca ahora las enormes posibilidades que el apagón nuclear abre para la economía alemana.