«Alborozo y Miseria. Vivir con la Gran Guerra», Palacio de Schallaburg
Schallaburg, hasta el 9 de noviembre de 2014
Cien años después del estallido de la Primera Guerra Mundial, la exposición en el palacio de Schallaburg, a unos 100 kilómetros de Viena, abre nuevas perspectivas sobre lo que se conoce como la «catástrofe primigenia del siglo 20». El levantamiento de los años 1914 a 1918 fueron un hito y un punto de inflexión de la historia europea.
La exposición se centra en las historias individuales, y pone de relieve las consecuencias y los efectos de la guerra sobre la población, como la sufrieron y como les afectó a su vida cotidiana. Se trata de conocer la intrahistoria de un conflicto, a tavés de objetos pertenecientes a las personas que la sufieron. Hay miles de historias en una guerra. Y eso es lo que muestra esta exposición, en la que se han recogido objetos de centenares de personas.
Allí encontramos una guitarra, que un soldado llevó al frente y que aparece firmada por sus compañeros de batalla. También hay manuales militares para evitar enfermedades venéreas, postales, cartas. Además un millar de austríacos han puesto su voz para describir el día a día del conflicto. También se recogen panfletos, diarios que muestran la manipulación que se realizó durante esos años, o juegos infantiles dedicados a la guerra. Numerosos recuerdos personales que nunca han sido exhibidas hasta ahora y que nos acercan al día a día de la que se denominó la «Gran Guerra».
Los objetos expuestos giran en torno a los acontecimientos clave de la guerra, el asesinato del sucesor al trono, Franz Ferdinand, el inicio y el curso de la guerra, también objetos de uso cotidiano, artesanía producidas por los prisioneros de guerra o correspondencias de letras conmovedoras entre soldados y sus familiares. Las pinturas de Egon Schiele o Oskar Kokoschka revelan cómo los artistas experimentaron la Gran Guerra. Antiguedades de las colecciones de los museos nacionales e internacionales documentan los acontecimientos de la guerra en el frente, sino también en el área detrás de la parte frontal y en el hogar. La exposición termina con recuerdos de la Primera Guerra Mundial y la pregunta de cómo fue posible que la humanidad a caer en otra aún mayor guerra tan pronto después de eso.
La exposición tiene un marcado carácter didáctico y plantea tres preguntas esenciales: ¿Cómo cae una sociedad moderna en la guerra? ¿Cómo se adaptan las personas y la sociedad al conflicto? ¿Y por qué la masacre se prolonga pese a que pronto quedó claro que ningún bando podía vencer?