En Abidjan (Costa de Marfil) fuerzas francesas y de la ONU desarrollan desde este lunes una dura ofensiva contra posiciones de Laurent Gbagbo, el presidente que se niega a dejar el poder a su rival Alassene Ouattara, reconocido por la comunidad internacional. La UE ha hecho llamamientos para frenar esta situación de preguerra civil, que ya ha costado 1.500 muertos, y alerta del desastre humanitario que se avecina.
La comisaria europea de Cooperación Internacional, Kristalina Georgieva, ha alertado de que las bajas civiles son importantes y de que tiene informaciones de asesinatos étnicos. Según sus datos, un millón de personas ha dejado sus casas y ha huido en busca de seguridad.
Georgieva llama la atención sobre la posibilidad de que el conflicto implique a otros países de la zona y de que estemos ante otra catástrofe humanitaria que podría estar afectando ya a 120.000 refugiados.
La UE no considera todavía necesario evacuar a sus ciudadanos de Costa de Marfil pero algunas agencias recogen informaciones de fuentes diplomáticas europeas que expresan su temor a que los occidentales corran peligro por convertirse en objetivo de los ataques. Francia, antigua potencia colonial, ha agrupado a sus nacionales y estaría preparando una operación de evacuación de europeos, por si fuera necesario.
Laurent Gbagbo viene desafiando la presión internacional para ceder la presidencia a Outtara, quien ganó las elecciones celebradas el pasado noviembre, según los resultados certificados por la ONU. Por mandato del Consejo de Seguridad se ha creado la misión en Costa de Marfil UNOCI que ese lunes abrió las operaciones militares «para evitar el uso de armas pesadas contra la población civil».
El secretario general, Ban Ki Moon, pidió el apoyo francés a los cascos azules y París reforzó su presencia militar en el país, donde ya tiene 1650 soldados. La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) ha justificado la intervención francesa en el país por la necesidad «de impedir una masacre».
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, ha exigido a Gbagbo que se retire y ha pedido que «los responsables de la violación de derechos humanos respondan ante la justicia internacional».