BANGKOK, (IPS)- Días antes de que las autoridades de la Unión Europea (UE) llegaran a Oslo para recibir el premio Nobel de la Paz, organizaciones tailandesas enviaron una carta a Noruega alertando de que los galardonados de 2012 afrontan una prueba de credibilidad en este país de Asia sudoriental.
Los activistas están preocupados por lo que pueda ocurrir en su país con el abastecimiento de medicamentos genéricos cuando Bangkok y la UE comiencen este año las conversaciones sobre un acuerdo de libre comercio.
La misiva dirigida a Joao Aguiar Machado, subdirector general de comercio de la Comisión Europea, hace un llamamiento para que se respeten las disposiciones especiales de las normas comerciales globales para los países en desarrollo.
Los antecedentes de la UE de presionar a países en desarrollo para que se ajusten a sus condiciones y requisitos en las negociaciones, que buscan eliminar todas las barreras para las empresas europeas que quieren hacer negocios en el extranjero, son «contrarias a las expectativas» de un premio Nobel de la Paz, añade la carta enviada días antes de la ceremonia de entrega del Premio Nobel.
«Nos preocupa que los negociadores de la UE obliguen a Tailandia a aceptar nuevas condiciones sobre las patentes y se dificulte el acceso a nuevos fármacos genéricos», indica Chalermsak Kittitrakul, de la Fundación AIDS Access. «Las personas portadoras de VIH y los pacientes que necesitan medicamentos contra el cáncer, por cardiopatías y diabetes tendrán que pagar más».
Kittitrakul añade que «ciertos apartados en un tratado de libre comercio entre Tailandia y la UE harán que sea difícil para este país producir o importar fármacos genéricos». «Allanará el camino para que las grandes compañías farmacéuticas monopolicen el mercado y socaven la competencia genérica».
La UE es el segundo mayor socio comercial de Tailandia después de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), compuesta por 10 miembros. Según funcionarios tailandeses, el comercio bilateral entre los dos socios ascendió a 35.000 millones de dólares en 2010.
Las organizaciones tailandesas quieren que el texto de la negociación sobre un comercio bilateral quede dentro de los límites de las normas del
Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Adpic), de la Organización Mundial del Comercio (OMC), adoptado durante la ronda internacional de 2001 en Doha sobre las negociaciones comerciales.
Esas disposiciones permiten que los países en desarrollo con emergencias sanitarias infrinjan las patentes de las gigantes farmacéuticas para producir o importar genéricos. Pero las negociaciones por un acuerdo de libre comercio que la UE ha mantenido con los vecinos del sur de Tailandia, Malasia y Singapur, genera preocupación sobre lo que se puede esperar de estas conversaciones bilaterales con Bangkok.
Los negociadores de Bruselas, «presionan por exigencias del Adpic-Más como la exclusividad de los datos», indica Paul Cawthorne, funcionario de la Campaña de Acceso a Medicamentos Esenciales, lanzada por la organización Médicos Sin Fronteras (MSF).
Según un documento del equipo negociador tailandés al que ha tenido acceso un grupo de activistas, existe la posibilidad de que el acuerdo de libre comercio entre la UE y Tailandia incluya cinco años de exclusividad de datos para los nuevos fármacos, un artículo de seguridad creado para evitar que los datos de ensayos clínicos otorgados a las autoridades reguladoras sean utilizados por laboratorios de medicamentos genéricos.
«Eso enlentecerá el proceso de producción y suministro de nuevos fármacos al mercado genérico», dice Cawthorne. «Esta táctica de bloqueo que utiliza la exclusividad de datos tendrá un impacto mayor en Tailandia que desde hace años es un país productor de medicamentos genéricos», añade.
La exclusividad de los datos no es un requisito del derecho internacional, alega Cawthrone. «El Adpic requiere que los estados miembro de la OMC protejan los datos clínicos, pero no tienen la obligación de otorgar ningún plazo de monopolio o exclusividad en el uso de esos datos».
Los activistas tailandeses esperan que sus importantes campañas contra las gigantes farmacéuticas, aun las de Estados Unidos, aseguren la permanencia del floreciente mercado de genéricos para los pacientes de este país y de la región.
El último enfrentamiento con los grandes laboratorios fue a mediados de 2007, cuando la sociedad civil apoyó al gobierno tailandés para que invocara la norma de la OMC que garantiza la existencia de fármacos genéricos.
En enero de ese año, Bangkok otorgó una «licencia obligatoria» para comprar antirretrovirales alternativos más baratos a India, lo que le valió la fama de ser otro campo de batalla para las gigantes farmacéuticas decididas a proteger sus derechos de propiedad intelectual y a defender sus beneficios del grupo de presión de los fármacos genéricos.
Tailandia es uno de los países más golpeados por el sida en la región. Unas 600.000 personas conviven con el VIH, de las que 200.000 tienen acceso a antirretrovirales de primera y de segunda línea en hospitales estatales. Esta cobertura le ha valido elogios en la región, lo que se suma a una lista de logros para contener la propagación de la enfermedad y para cuidar a las personas infectadas.
La emisión de licencias obligatorias permite que los tailandeses con cáncer de pulmón y de mama y cardiopatías dispongan de genéricos más baratos desde 2007, cuando los tailandeses presionaron incluso para que estos medicamentos contaran con el apoyo del Banco Mundial.
Un informe de esa institución financiera, con sede en Washington, reveló que el uso de licencias obligatorias en el programa de tratamiento para el sida en Tailandia disminuirá el coste de la segunda línea de tratamiento en un 90 por ciento, lo que le permitirá al país ahorrar unos 3.200 millones de dólares en 20 años.
Se espera que esas cuestiones fortalezcan la actual campaña. «Tiene sentido económico y para la salud pública de Tailandia fortalecer el suministro de medicamentos genéricos y no exponerlos a las medidas del Adpic-Más», indica Jacques-chai Chomthongdi, investigador asociado del grupo de estudio Focus on Global South.
«Las organizaciones quieren que el procese incluya la participación pública para proteger los intereses de las personas que necesitan genéricos», apunta. «Tienen información de que la UE insiste en que las disposiciones del Adpic-Más sean un prerrequisito para las conversaciones sobre un acuerdo de libre comercio», añade.