La detección en la provincia italiana de Lecce de dos brotes de una nueva y peligrosa bacteria en plantaciones de olivar, almendro, adelfa y planta ornamental ha disparado todas las alarmas en la Unión Europea, hasta el punto de que el Ejecutivo Comunitario ya ha adoptado la decisión de prohibir la circulación de material vegetal procedente del ya citado territorio italiano con el objeto de evitar una posible propagación de este nocivo organismo de cuya presencia no se tenía noticia en Europa. Todos los indicios apuntan que, una vez más, las importaciones agrarias procedentes de terceros países se encuentran detrás de la entrada en la agricultura europea de una nueva patología.
Esta bacteria detectada en Italia responde al nombre de Xanthomonas Fastidiosa y ataca principalmente a los cultivos leñosos, entre ellos, a los cítricos, la viña, el almendro, los frutales de todo tipo, las plantas ornamentales o los olivos. La patogenia transmitida por este organismo se materializa en un decaimiento rápido de hojas y ramas y que van viéndose afectadas por síntomas de sequedad y deterioro general, que puede llegar a causar incluso daños severos en el propio árbol.
La principal vía de propagación de la X. Fastidiosa es el material vegetal destinado a plantación, mientras que la principal medida de control fitosanitario se basa precisamente en extremar el control sobre el comercio de ese material vegetal, ya que una vez que aparecido un foco de esta bacteria los tratamientos químicos no suelen ser efectivos y, llegados a ese extremo, la única solución posible consiste en eliminar los árboles y la vegetación silvestre circundante que puede hospedar a este organismo. Además, en su notificación oficial, la propia Comisión advierte que «habida cuenta de su naturaleza es probable que se propague rápida y ampliamente».
Para tratar de evitarlo, el Ejecutivo comunitario ha ordenado a los Estados miembros que realicen inspecciones anuales para detectar la posible presencia de la bacteria Fastidiosa en los productos vegetales de sus respectivos territorios y a comunicar los resultados de esas inspecciones.
«Estamos, por tanto, ante la presencia en Italia de un nueva y peligrosa bacteria –lamenta el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), Cristóbal Aguado-. Se trata de una circunstancia muy desafortunada que demuestra de manera evidente que nuestras reiteradas denuncias sobre los graves riesgos que entrañan las importaciones agrarias de terceros países en las condiciones de laxitud e irresponsabilidad con que se realizan en estos momentos los controles por parte de la UE están más que justificadas».
Precisamente, el máximo responsable de AVA-ASAJA señala que en la actualidad la Comisión Europea se encuentra inmersa en la elaboración de un nuevo reglamento sobre sanidad vegetal que establecerá las bases que deben regir en los próximos años la vigilancia sobre los productos vegetales procedentes de otras latitudes que entran en el mercado europeo. «La Comisión tiene ante sí, por tanto, una oportunidad magnífica –destaca Aguado- de aplicar criterios rigurosos en el control de esas importaciones a fin de salvaguardar la sanidad vegetal de nuestra agricultura.
Sin embargo, el borrador de esa nueva legislación no satisface en absoluto nuestras demandas porque no incluye explícitamente ni inspecciones en los países de origen, ni contempla de manera específica cierres de frontera para casos de incumplimientos reiterados como ha sucedido con el reciente caso de Sudáfrica, ni prevé establecer protocolos de actuación en esta materia como los que sí estamos obligados a cumplir nosotros cuando enviamos nuestras frutas a países tan solventes como Estados Unidos o Japón. Es hora de que cunda el ejemplo y de que la Comisión Europea rectifique de una vez por todas».