La última encuesta sobre el europeísmo británico, publicada por The Guardian, no deja lugar a dudas: el 36% de los encuestados tiene claro que votaría a favor de que el Reino Unido abandonara la Unión Europea en un referéndum y otro 15% probablemente haría lo mismo. El resultado sería, por tanto, de 51 a 49.
El esperado discurso del premier Cameron de este comienzo de 2013 supuestamente fijará los planes del gobierno británico hacia Europa, incluída la celebración del referéndum sobre la permanencia en la UE, al que se opone el viceprimer ministro, el liberal Nick Clegg.
Cameron es partidario de permanecer en la UE, pero lo que ha avanzado hasta ahora ya ha encendido todas las alarmas en Bruselas. Los tories querrían una integración europea a la medida británica que excluiría, por ejemplo, las políticas de Interior y Justicia comunitarias.
En declaraciones al mismo diario The Guardian, Van Rompuy afirma que «si cada Estado miembro tiene la posibilidad de elegir cuidadosamente la política actual que más le gusta, y rechazar aquellas que le gustan menos, la Unión en general y el mercado único en particular comenzarán a disolverse rápidamente».
El presidente del Consejo Europeo asegura que tanto el Reino Unido como la UE se benefician permaneciendo juntos. «Como miembro de la UE, el Reino Unido ha disfrutado de un acceso sin restricciones al mercado único más grande del mundo... La UE se ha beneficiado enormemente de la pertenencia británica. El Reino Unido tiene una de las economías más fuertes e innovadoras de Europa. Londres es la capital financiera de Europa».
La advertencia de Van Rompuy es que la salida británica de la UE sería «ver a un amigo caminar en el desierto». El Reino Unido forma parte de la UE desde 1973 y no pertenece a la eurozona.