«La transparencia es a Ai Weiwei lo que la libertad fue para otra generación», indica uno de los entrevistados de Klayman, al describir la lucha del artista por conseguir mayor democracia en China.
Klayman nos explica por qué Ai Weiwei, que se considera un ajedrecista en su confrontación con Beijing, es un artista capaz de llegar a muchas personas.
¿Cuál fue el principal objetivo de su película?
Alison Klayman - Desde el principio me interesó hacer un retrato de Ai Weiwei en profundidad, como una biografía que muestre las actividades en las que participa y lo audaz, dinámico y carismático que es.
Quería mostrar los diferentes trabajos artísticos que hizo, y sabía que sería una buena historia. Sentí que merecía una investigación en profundidad y quería que distintos públicos lo conocieran.
Al principio no sabía cuál sería el mensaje que transmitiría, pero definitivamente se volvió un documental importante que no trata solo de Ai Weiwei, sino que también presenta otra visión de China, de los valores universales, de una forma diferente de expresión, así como del poder de los medios sociales (él utiliza Twitter para interactuar con el público).
Cuando comenzó a filmar el documental hace cuatro años, Ai Weiwei no era tan conocido como ahora. ¿Pensó que se volvería tan famoso?
A.K.- No creí que las cosas se agrandaran tanto cuando comencé.
Desde que lo conocí supe que era un artista increíble, pero cuando lo acompañé a Alemania para su presentación en el museo Haus der Kunst, de Munich, y vi a la multitud reunida, comprendí lo conocido que era.
Se le conoce principalmente como provocador, pero traté de presentarlo como el ajedrecista que es en su juego con el gobierno chino, que reacciona una y otra vez.
¿Ha tenido algún problema con el gobierno mientras filmaba el documental?
A.K.: La verdad es que mientras filmé en Beijing no tuve problemas .
Lo que me resultó más difícil fue el viaje a Chengdu (unos 1.820 kilómetros al sudoeste de Beijing), donde Weiwei fue golpeado por un oficial de policía, y tuvimos que ir a la comisaría y al juzgado para presentar una demanda, fue todo menos fácil.
En cierta forma, el mayor desafío del gobierno de forma indirecta por el cautiverio de Weiwei (estuvo 81 días detenido en un sitio no revelado).
La cuestión era si se metería en problemas. Entonces no sabíamos los cargos que le imputaban ni cómo terminaríamos de filmar.
Nuestra historia se volvió más compleja después del incidente, y terminar el documental fue una gran responsabilidad pues había mucho en juego.
En una entrevista con la cadena de radio y televisión estatal británica BBC en octubre de 2011, Ai Weiwei dijo que no se sentía poderoso. ¿Comparte esa idea?
A.K.- Creo que es un artista poderoso porque es capaz de llegar a mucha gente, hacer que la gente piense, usar su voz. Activa a otros, y eso es poder.
Ceo que dijo que no tenía poder en alusión al contexto actual. Hay muy poca transparencia en China, muy poco Estado de derecho, un gobierno impredecible, y Weiwei, en cierta forma, siente que el sistema es más poderoso que él.
El arte es la única cosa que puede actuar contra el poder del gobierno, y Weiwei tiene el poder de, en cierta forma, contrarrestar el sistema chino.
¿Un artista puede cambiar a China?
A.K.- La pregunta es «¿un hombre puede cambiar a China?».
Hay muchas personas que tuvieron un impacto sobre China, y creo que Weiwei tiene una influencia increíble sobre toda una generación.
Van a pasar muchas cosas en China en la próxima década, y estoy convencida de que la voz de Weiwei estará entre ellas, ya sea que provenga directamente de él o de sus seguidores.