El embajador de Hungría, Csaba Korösi, cuyo gobierno será anfitrión en octubre de una cumbre internacional del agua en Budapest, ha dicho que «los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el agua deberían diseñarse para evitar la crisis hídrica mundial que se avecina».
En diálogo con periodistas la semana pasada, el representante permanente de Hungría ante la ONU dijo que los recursos hídricos prácticamente no han sufrido cambios durante casi 1.000 años. «Pero desde entonces la cantidad de usuarios ha aumentado unas 8.000 veces», agregó.
Al proyectarse un aumento del 80 por ciento en la producción alimentaria mundial para 2030 -y con el 70 por ciento del consumo de agua fluyendo hacia el sector agrícola-, Korösi dijo que 2.500 millones de personas vivirán muy pronto en áreas con escasez hídrica.
Al hablar ante la Sesión Temática Especial de la Asamblea General sobre Agua y Desastres, este mes, el vicesecretario general Jan Eliasson fue tajante: «Debemos abordar la vergüenza mundial de los miles de personas que cada día fallecen en emergencias silenciosas causadas por el agua sucia y el saneamiento de mala calidad».
El tema de la cumbre de Budapest, prevista para principios de octubre, será: «El papel del agua y el saneamiento en la agenda mundial para el desarrollo sostenible».
La cumbre estará precedida por una Conferencia Internacional de Alto Nivel sobre Cooperación Hídrica, que se realizará en agosto en Tayikistán, y por la Semana Mundial del Agua, patrocinada por el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo (SIWI), que tendrá lugar en septiembre en Suecia, más otras varias conferencias y reuniones regionales en Asia, África y América Latina.
Las reuniones tienen lugar cuando la Asamblea General ha declarado a 2013 Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua, y se conmemora el Día Mundial del Agua este viernes 22.
El director ejecutivo del SIWI, Torgny Holmgren, afirma que, según un sondeo de estados miembro de la ONU sobre áreas prioritarias para objetivos posteriores a 2015, los alimentos, el agua y la energía han resultado un trío crucial.
Por segundo año consecutivo, señala, la crisis en el suministro hídrico también figura entre los tres principales riesgos mundiales en el estudio que cada año realiza el Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza.
«Estamos viendo también cómo priorizan los asuntos relativos al agua los actores de fuera de la comunidad hídrica tradicional», y de modo particularmente significativo los de los sectores de la alimentación y la energía, dijo Holmgren, exembajador y director del Departamento de Políticas de Desarrollo en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia.
En medio de todo esto, agregó, tiene lugar un debate importante con la mira puesta en desarrollar nuevas acciones que apuntalen el movimiento hacia un mundo sostenible y deseable para la agenda posterior a 2015. «Soy optimista en cuanto a que esta nueva conciencia sobre la importancia del agua se convertirá en objetivos y metas de largo alcance a propósito del agua como recurso, como derecho y como servicio», dijo Holmgren.
John Sauer, director de relaciones externas en Water for People, nos dijo que la ONU dio un paso importante al convertir al agua y saneamiento en un derecho humano a través de una resolución de la Asamblea General (64/292) en 2010.
Pese a este esfuerzo, dijo, su tarea de garantizar un servicio barato de agua y saneamiento debe evolucionar e innovar, para cumplir con este desafío en toda su inmensidad. «Mientras la ONU desvía la atención hacia la Meta del Milenio de la cobertura universal, se debería controlar el actual cumplimiento del servicio», explica.
Esto es crucial para que no fracasen grandes cantidades de proyectos, como ocurre actualmente, observa Sauer. «Implica mirar más allá de los proyectos financiados y de los beneficiarios a los que se ha llegado, en lugar de mirar hacia una sistemática creación de capacidad dentro del gobierno, la sociedad civil y las instituciones del sector privado. Esto también significa crear asociaciones más fuertes», dijo.
«Si la ONU puede demostrar mejor su impacto, por ejemplo, usando indicadores para mostrar la capacidad creada, sería un avance en la dirección correcta», plantea y agrega que junto con las organizaciones no gubernamentales, la ONU debe aumentar la transparencia para revelar el verdadero impacto de sus operaciones.
Sin embargo, Richard Greenly, presidente de Water4, afirma que entidades como la ONU siempre tendrán poco o ningún efecto sobre la creciente crisis del agua y el saneamiento. «No es por falta de muy buenas intenciones o de mucho esfuerzo. El hecho es que nosotros, como civilización, no podemos dar ni conceder a otro país la prosperidad y la salud», agregó.
Eso nunca funcionó en la historia del mundo y jamás lo hará en la crisis del agua y el saneamiento, dijo. Cada país industrializado ha pagado su propio desarrollo hídrico creando empresas dedicadas al agua. «El comercio es la manera de salir de la pobreza, y aunque la ONU tiene buenas intenciones, el desarrollo sostenible del agua debe ser puesto en manos de los ciudadanos locales para que solucionen sus propios problemas hídricos», señala.
Lo que estas personas necesitan desesperadamente de la ONU es la oportunidad de desarrollar sus propios recursos hídricos, añadió.
Holmgren, del SIWI, dice: «También veo señales claras, tanto de la necesidad como de la apertura a nuevas colaboraciones e ideas». Según él, los objetivos posteriores a 2015 se discuten de modo tan inclusivo como nuestros medios electrónicos de comunicación lo permiten. «Vemos que surge más cooperación entre los gobiernos, el sector privado, la academia y la sociedad civil».
Incluso hay casos en que se halla un común denominador entre competidores para la colaboración por un mundo más sabio en materia hídrica, plantea.
Tiene sentido «que todos estos esfuerzos estén surgiendo durante el Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua, y en el SIWI ansiamos contribuir aún más con una mejor cooperación y con resultados más concretos a través de la Semana Mundial del Agua, que sobre el mismo tema se realizará en septiembre en Estocolmo», añade.