La Unión Africana (UA) se prepara para desplegar miles de soldados en la República Centroafricana, donde un conflicto mortal se ha salido de control. Este lunes, el vicepresidente de la UA, Erastus Mwencha, se reunió con diplomáticos en la sede de la organización en Addis Abeba, para planificar los detalles del despliegue, la logística y la financiación necesarios para la operación.
Tras el encuentro, Mwencha dijo que Burundi es hasta ahora el único país que ha confirmado el envío de efectivos, pero otros, como Ruanda y República del Congo, también estudian destinar tropas.
Soldados franceses ya empezaron a desplegarse en Bangui, la capital, que en marzo fue tomada por la coalición rebelde Séléka, mayoritariamente musulmana, al derrocar al presidente François Bozizé.
Desde que empezaron el avance, en diciembre de 2012, los combatientes Séléka fueron sembrando el caos en zonas rurales, desestabilizando aún más áreas que ya estaban plagadas de pobreza e inseguridad alimentaria.
En Bangui, la situación es especialmente grave desde el jueves 5, según Amy Martin, directora de la misión de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
«Se han empleadon armas pesadas y ligeras, y las tensiones siguen siendo importantes en algunos barrios», señala. Pero la situación es igual de crítica fuera de la capital, agrega.
«En el interior, unidades de Séléka tomaron el control de los territorios, y quien fuera el comandante se convirtió en (el dueño de) la ley en cada poblado. Esa gente, sin apoyo del gobierno central, vive básicamente de la población, en parte a través de impuestos ilegales. Así que, en definitiva, hay un puñado de señores de la guerra y pandillas criminales», explica Martin.
La semana pasada, una resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó el despliegue de hasta 1.200 soldados franceses y 3.500 africanos para ayudar a estabilizar ese país de 4,6 millones de habitantes.
Pero tras la última escalada de violencia –desde el jueves 5 han muerto por lo menos 400 personas en Bangui, según la Cruz Roja—, gobernantes africanos y europeos acordaron en una cumbre realizada el fin de semana en París aumentar la cantidad de efectivos franceses a 1.600, y la de africanos a 6.000.
En cuanto a la financiación, Mwencha observó: «Estamos agradecidos de que Estados Unidos y la Unión Europea hayan dado señales de apoyar estas operaciones, así que también estamos intentando canalizar su respaldo a esta misión».
La Misión Internacional de Apoyo a República Centroafricana (Misca) estará totalmente desplegada a la mayor brevedad posible. Se unirá a la Fuerza Multinacional de África Central (Fomac) que ya estaba en el terreno como parte de la Misión para la Consolidación de la Paz en República Centroafricana (Micopax), una iniciativa de la Comunidad Económica de los Estados de África Central.
«Misca será una misión africana, así que todas las tropas estarán bajo mando africano, pero por supuesto habrá una transición», dijo Mwencha. «Ya estaban Micopax y los franceses, pero todos convergerán con las fuerzas africanas una vez que estemos en el terreno».
Sin embargo, la crisis en República Centroafricana ha puesto en duda la capacidad africana de erradicar la violencia en el continente, según Thierry Vircoulon, director de proyecto del International Crisis Group para África Central.
«Lamentablemente, los franceses son los únicos dispuestos y capaces para hacer el trabajo en esta etapa. La fuerza africana de mantenimiento de la paz ya demostró su ineficacia para proteger a Bangui», nos dijo Vircoulon. El despliegue del contingente militar de Francia fue visto con buenos ojos por República Centroafricana y por sus vecinos durante la cumbre de París.
En esa reunión, se debatió la posibilidad de crear una fuerza africana permanente capaz de intervenir de modo independiente en tiempos de crisis, en v
ez de tener que resolver la logística particular de cada despliegue cuando estalla un conflicto.«Ahora los países africanos deben cumplir con los 6.000 efectivos para la Misca, y todos se preguntan si pueden hacerlo y cuán rápidamente», dice Vircoulon que añadió «La crisis en República Centroafricana ha reforzado el escepticismo sobre la arquitectura de paz y seguridad» del continente.
Mientras, la situación humanitaria en territorio centroafricano empeora día a día. Cientos de miles de personas –alrededor del 10 por ciento de la población– han sido desplazadas y el 25 por ciento necesitan ayuda alimentaria, según la ONU.
Los rebeldes de Séléka están acusados de haber cometido graves abusos contra hombres, mujeres y niños el año pasado. Esta coalición de grupos rebeldes se unió por motivos políticos: sus jefes buscaban derrocar al entonces presidente Bozizé.
El excomandante de Séléka, Michel Yotodia, asumió la Presidencia del país en agosto y prometió celebrar elecciones en un plazo de 18 meses. En septiembre, Yotodia disolvió formalmente Séléka, ya en desintegración, pero no consiguió imponer la ley y el orden.
Muchos miembros de Séléka han resurrido a los saqueos y al bandolerismo, lo que dio pie al surgimiento de grupos de autodefensa llamados «antibalaka» (antimachetes). El agravamiento de las tensiones entre los rebeldes, principalmente musulmanes, y la población civil de mayoría cristiana, amenaza ahora con derivar en un conflicto religioso.
«La población está cansada. No le quedan alimentos y la han saqueado muchas veces», dice Martin. «Y a partir de esto surgieron grupos armados más organizados, y eso es lo que venimos viendo desde agosto: los antibalaka vienen cobrando fuerza y organizándose más. Pero no hay gobierno; no hay una conducción que vuelva a poner a este país en su senda. Es la anarquía».
Con la inminente llegada de contingentes militares, la población de República Centroafricana tiene expectativas de que logren dominar el conflicto. Mwencha, de la UA, no dio ningún calendario específico para la Misca, y dijo que estará operativa hasta que el país logre una gobernanza estable.
«Primero tiene que haber paz y seguridad para que las instituciones vuelvan a funcionar y para empezar a organizar las elecciones», señaló.
«Pero la jugada definitiva es celebrar elecciones lo más rápido que se pueda para que haya una autoridad legítima. Una vez que los centroafricanos estén a cargo de la situación, no habrá ninguna necesidad de que continuemos allí», concluye.