«África no es pobre económicamente, pero necesita ordenar su casa», opina Stephen Karingi, director de integración regional, infraestructura y comercio de la Comisión Económica para África (CEA) de las Naciones Unidas en el Noveno Foro de Desarrollo de África, que se organizó en Marruecos entre el 13 y el 16 de este mes. «Durante demasiado tiempo permitimos que la narrativa africana fuera la de materias prima y recursos naturales, pero este continente puede aprovechar sus propias ventajas comparativas, como los recursos naturales, y liderar en la cadena de valor que utiliza esos mismos recursos».
Investigaciones de la CEA muestran que el flujo financiero ilícito que ha circulado en África en los últimos 10 años, unos 50.000 millones de dólares al año, equivale casi a toda la ayuda oficial al desarrollo que recibió el continente. «África está lista para una transformación y tenemos el marco continental para ello», indica Karingi.
Si se logra atraer la inversión privada y se combina con remesas y la movilización de recursos internos, será una ayuda para que África destrabe sus recursos financieros para impulsar su desarrollo. África subsahariana tiene uno de los mayores números de personas que viven con hambre y una creciente población joven que busca trabajo.
Según el Instituto Global McKinsey, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) promedio en África creció un cinco por ciento en la última década, superando la tendencia económica global. Este crecimiento fue posible, entre otros factores, gracias a una mejor gobernanza y a la gestión macroeconómica, la rápida urbanización y la expansión de los mercados regionales.
Se estima que África tiene actualmente un déficit de 100.000 millones de dólares para el desarrollo de infraestructura, de los que 45.000 dólares deben proceder de fuentes domésticas.
Carlos Lopes, secretario ejecutivo de la CEA, apunta que los países en desarrollo deben esforzarse para movilizar fondos adicionales, incluso mediante el acceso a mercados financieros. Al mismo tiempo, añade, los países ricos deben honrar los compromisos financieros contraídos con los foros internacionales. «El continente debe emprender reformas para captar recursos no explorados todavía o mal gestionados», indica Lopes.
Esta es la primera vez que el Foro de Desarrollo de África enfoca sus estudios en analizar cómo conseguir fondos para el desarrollo de el continente. Los debates se concentraron en mejorar la capacidad de África para explorar mecanismos de financiación innovadores como alternativas reales para financiar un desarrollo transformador.
También trataron de forjar vínculos entre la importancia de movilizar recursos y reducir las barreras comerciales en el ámbito de la economía y los marcos políticos e institucionales y promover los objetivos de la agenda de desarrollo posterior a 2015.El director de la división de política macroeconómica de la CEA, Adam Elhiraika, explica que los nuevos objetivos de desarrollo presentan una oportunidad para que África sobresalga priorizando asuntos vinculados al desarrollo. África tiene todos los ingredientes para convertirse en un centro financiero y en un imán para las inversiones, de forma similar a Suiza si pudiera mejorar sus inversiones y su ambiente comercial, combatir la corrupción y juntar fondos internos, destaca Elhiraika. «Tenemos que mejorar nuestras políticas y permitir el tipo de inversiones que la gente puede hacer en Suiza», explica.
«Dado el tamaño de África, es necesario promover el libre movimiento de capitales, que es tan importante como el libre movimiento de bienes y servicios para impulsar el comercio y la inversión», añade. Según el Banco Mundial, de las 50 economías que registraron una mejoría en su ambiente de regulación empresarial en 2013, 17 eran de África y ocho estuvieron por delante de China, 11 por delante de Rusia y 16 por delante de Brasil.