Su nombre, su figura, están ligados a la reincorporación de la Europa del Este a la Europa unida. Fue un hombre de letras que trabajó en un laboratorio y estudió en la Escuela Técnica Superior de Praga y que el destino llevó al arte dramático y a la disidencia política.
Ya como escritor participó en la Primavera de Praga, contra la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968 y quedó marcado por el régimen comunista que prohibió su obra y le llevó a la cárcel. Siempre defensor de la libertad y los derechos humanos, junto a otros intelectuales checos, en 1989 aprovechó los vientos de libertad que provocó la caída del muro para promover la Carta 77, un documento de oposición al gobierno prosoviético que desencadenó la transición democrática en la entonces Checoslovaquia en la Revolución de Terciopelo.
El mismo año, aquel hombre que defendía la moral como base de cualquier actuación humana, por circunstancias fortuitas, era nombrado presidente del país. Después recordaría aquel momento como un gran sacrificio, pero también como un gran regalo por haber podido influir desde ese cargo en los acontecimientos posteriores de su país y de toda Europa.
Estadista a su pesar, volvió a ser presidente, el primero de la escindida República Checa, desde donde siguió practicando su espíritu conciliador y dando muestras de ética y democracia. Confesó que se sentía más cerca de Estados Unidos que de Europa, quizá por esa historia de disidencia ante Moscú, pero creyó que la OTAN era la puerta para que su país llegara sin prejuicios a la Unión Europea.
Con su forma de hacer política se ganó un prestigio desconocido en los líderes de Centroeuropa. Se dice que se llevó a Bill Clinton a un club de jazz de Praga y que se codeaba con el Dalai Lama o con Mick Jagger.
Tras anunciarse su muerte, este 18 de diciembre, se ha recordado que Havel fue un fumador compulsivo, que pasó por el quirófano varias veces y tenía problemas de corazón y una enfermedad respiratoria crónica que se relaciona con su larga estancia en prisión.
El ministro de Exteriores sueco, Carl Bildt, ha escrito en Twitter: «Vaclav Havel fue uno de los grandes europeos de nuestra era. Su voz de libertad allanó el camino para una Europa libre y unida».