Los ministros de Economía de la eurozona han atado los detalles del Mecanismo de Estabilidad Financiera que los jefes de Estado y de gobierno de la UE sellarán en la cumbre del jueves y viernes próximos. Es la fórmula para que la Unión pueda ayudar a países con problemas de deuda sin improvisaciones, como ha tenido que hacerse con Grecia e Irlanda, además de hacer creíble el mensaje de unidad y solidaridad europea ante los mercados financieros, es decir, que si un Estado tiene problemas, la eurozona en su conjunto responde.
El acuerdo alcanzado prevé que, a partir de 2013, la UE disponga de un fondo de 700.000 millones de euros, con una capacidad efectiva de préstamo de 500.000 millones. El resto será capital de reserva y garantía para asegurar la máxima calificación crediticia, AAA, y así poder obtener fondos en los mercados a tipos de interés bajos.
El dinero lo gestionará una nueva institución financiera que se creará por un nuevo tratado,estará dirigida por los ministros de Economía de la eurozona, el presidente del Banco Central Europeo y el comisario europeo de Asuntos Económicos y tendrá su sede en Luxemburgo. En su mano estará la posible utilización de capital del fondo para comprar deuda a países en apuros, como un inversor más pero a cambio de un estricto programa de ajustes económicos.
En tiempos de ajustes para reducir déficit público, estas cantidades multimillonarias suponen un importante problema para los Estados, de modo que ha habido que aplicar ingeniería financiera. La mayor parte del capital aportado será de reserva y garantías estatales y la aportación en efectivo será solo de 80.000 millones de euros, que no contabilizará como gasto por ser aportación a una institución financiera internacional.
Alemania impone sus normas porque será, una vez más, el primer contribuyente, con 21.600 millones de euros, le siguen Francia, con 16.200 millones; e Italia, con 14.300 millones. Las cantidades se establecen según la participación de los Estados en el Banco Central Europeo.
Con ese criterio, España tiene que aportar el 11,9% del fondo, lo que se traduce en 83.328 millones. De esa cantidad, 73.804 millones serán capital de reserva y garantías; el capital líquido a desembolsar será de 9.523 millones, que sí se contabilizarán como déficit, pero se hará en varias partidas: la mitad en 2013 y el resto, tres años después.
Los ministros de Economía han intentado, sin lograrlo, acordar también el refuerzo del actual fondo para aumentar su capacidad real de préstamo. No se ha podido consensuar quién y cómo pone más dinero. El problema principal es que Alemania quiere que los países con la calificación internacional más débil aporten capital. España y Portugal serían los grandes perjudicados.