La tensión se ha rebajado y lo que parecía improbable hasta hace unas horas es más esperanzador ahora. «Se han puesto de acuerdo en que mañana empiecen las conversaciones técnicas», han explicado fuentes comunitarias. De este modo, podrán trabajar en una hoja de ruta para pedir una extensión del rescate, un tramo de 7.000 millones de euros, que expira el próximo 28 de febrero. El próximo encuentro de los ministros de la moneda común será el lunes, con menos tensión que el miércoles, cuando un avance se vio improbable.
Las negociaciones no empezarán el lunes en punto muerto, pero no significa que todo esté solucionado. El presidente del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, ha asegurado que «todavía sigue estando inquieto por la reunión del lunes». Tsipras se ha mostrado conciliador y, tras su encuentro, en rueda de prensa ha insistido en que quiere encontrar el equilibrio para llegar a una solución el lunes, aunque ha asegurado que pese a no estar de acuerdo con las reglas, «hay que cumplirlas». El próximo lunes se sentarán a negociar, pero no sin condiciones. El ejecutivo heleno se mostraría dispuesto a aceptar el 70% del programa de rescate, aunque difiere del 30% restante, particularmente, sobre medidas sociales.
El político sin corbata, prenda que no llevará hasta que Grecia salga de sus problemas económicos, ha llegado a Bruselas tras el fracaso de la reunión entre su flamante ministro de Economía, Yanis Varoufakis, y el resto de sus socios europeos. El escenario ha cambiado. Dijsselbloem se ha reunido esta mañana con Tsipras y se han puesto de acuerdo en explicar que Grecia pedirá una extensión del rescate, pero sin dañar la imagen del griego frente a su electorado y, a su vez, ante sus socios comunitarios. Un punto de partida para volver a entablar negociaciones el lunes.
En palabras de Juncker, una reunión «muy agradable, sin debates intempestivos», pero que ha dado de sí. Tsipras ha asegurado que durante la reunión, «[el presidente español] Rajoy estaba un poco incómodo respecto a Grecia», a lo que ha añadido: «Se equivoca al externalizar sus problemas nacionales», en referencia a Podemos, partido que a menudo se compara con Syriza. Rajoy ha reiterado la línea que lleva esponiendo el gobierno desde que Tsipras asumió el poder: insistir en que España prestó a Grecia 26.000 millones de euros, y que espera a que sean devueltos.
El temido Grexit –la forma anglosajona de nombrar la salida del país heleno de la Eurozona – no está sobre la mesa, («absolutamente no, dijo el titular de economía griego, Yanis Varoufakis). Los Veintiocho coinciden en que hay que llegar a un punto en común. Mientras que la canciller alemana Angela Merkel apelaba a su entrada a la reunión a que «la credibilidad de Europa depende naturalmente de que respetemos las reglas»; Tsipras se ha mostrado positivo y confiado en que encontrarían «una solución viable para ambas partes a la austeridad, la crisis humanitaria y el crecimiento en Europa». «El tiempo se está acabando, necesitamos llegar a un acuerdo el lunes», sentenciaba también el presidente de Finlandia Alex Stubb, país que al igual que Alemania, está entre los que más apoyan las medidas de austeridad.
Acuerdo entre Rusia y Ucrania
A pocas horas de que llegue el buscado acuerdo que pueda poner fin a las hostilidades en el este de Ucrania, los líderes de los Veintiocho han abordado las negociaciones que tuvieron lugar en Kiev. Al Consejo estaba invitado Petro Poroshenko, quien ha podido detallar el transcurso de la negociación para establecer el alto al fuego.
El Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha asegurado que el conflicto en el este de Ucrania, es un peligro en la geopolítica europea como no se había producido desde 1989. «El acuerdo trae esperanza, pero la esperanza no es siempre suficiente», ha concluido Tusk. Los Veintiocho han coincidido en que el acuerdo es un paso adelante, pero han descartado rebajar las sanciones. Por el momento, el lunes se aplicarán las medidas restrictivas contra 19 personas y 9 entidades de Crimea, por atentar contra la integridad territorial de Ucrania. Sanciones que los ministros de exteriores habían retrasado hasta conocer el resultado del Acuerdo de Minsk. Tusk se ha mostrado «seguro» de que la presión ejercida sobre Rusia «puede animar» a cumplir el nuevo acuerdo. Por su parte, la Alta Representante de la Política Exterior, Federica Mogherini, ha asegurado que el acuerdo «es muy importante, pero aún es más importante que se ponga en práctica». Poroshenko pide cautela hasta su implementación: la negociación fue difícil, pero lo será aún más aplicarlo sobre el terreno».
Lucha contra el terrorismo
Los líderes de los Veintiocho han instado a los legisladores de la UE a que adopten «con urgencia» una directiva europea «sólida y eficaz» sobre registro de nombres de pasajeros, (PNR, en sus siglas en inglés) con «sólidas garantías de protección de datos».
La directiva del registro de pasajeros que data de 2011, se encuentra actualmente bloqueada por la Eurocámara por considerar que atenta contra los derechos individuales. Los jefes de Estado y de Gobierno en su reunión con Martin Schulz, han pedido que la institución que preside, participe en las negociaciones para intentar mejorar la directiva. Schulz ha afirmado que es «un instrumento útil», pero que se tienen que respetar los derechos individuales, así como ayudar a los autoridades a proteger a los ciudadanos.
La Eurocámara, reunida en sesión plenaria esta semana, votó el miércoles una resolución a favor del registro de pasajeros en la que se comprometen a trabajar «en la creación de una directiva del PNR a finales de año». Asimismo, animaron a los Estados a avanzar en el programa de protección de datos, para que las negociaciones sobre ambas propuestas puedan llevarse a cabo en paralelo.
Schengen, señalado a menudo como culpable, también ha estado sobre la mesa. Los líderes han insistido en que se «utilice plenamente el marco existente» para reforzar y modernizar el control de las fronteras exteriores. «Acordamos que se efectúe sin demora, en las bases de datos pertinente para la lucha contra el terrorismo». «No hay que culpar a Schengen de todos nuestros males, hay que aprovechar lo que ofrece», ha insistido Juncker.