Del medio millón de refugiados sirios que hay en Jordania, Líbano, Turquía e Irak, a Europa han llegado unos 20.000. Según Maricela Daniel, «los países desarrollados tienen controles más estrictos en sus fronteras y para determinar la condición de refugiado hacen unos controles muy estrictos y persona a persona», lo que dificulta que muchos puedan encontrar asilo en esos países. Otros gobiernos aplican medidas más restrictivas para disuadir e impedir la llegada de solicitantes. «Es legítimo, ha dicho Daniel, que los gobiernos protejan sus fronteras pero pedimos que instauren mecanismos de control más rapidos para poder identificar a los peticionarios de asilo y evitar un retorno a su país de origen donde su vida está en riesgo».
Pakistán e Irán son los países que más refugiados han acogido en sus territorios, principalmente iraquíes y afganos. Otros países de acogida masiva son Níger, Burkina Faso o Jordania. Maricela Daniel, ha destacado que esos gobiernos acogen a decenas de miles de personas «a costa de su seguridad interna».
Pero tanto unos como otros, se resisten a la integración local o les ofrecen muy pocas plazas de reasentamiento, lo que obliga a muchas de estas personas ha permanecen durante muchos años cerradas en un campo de refugiados sin ninguna posibilidad de trabajo o de progreso personal. Además los países receptores, los de origen y los donantes se muestran poco dispuestos a trabajar juntos para encontrar soluciones.
Una de las cosas que más preocupan es precisamente la perpetuación de algunos de esos conflictos que hacen que «el 70 por ciento de los refugiados (7,5 millones) mantengan un exilio prolongado, que les lleva a vivir más de 5 años en un campo de refugiados». Para ellos la integración local o el reasentamiento, se vuelven cada día más difíciles.
En el informe presentado en Madrid, la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) destaca en la actualidad cuatro países que sufren un conflicto bélico interno y que están provocando la mayoría de refugiados. Son Siria, los dos Sudán, Malí y República Democrática del Congo. Estos conflictos, junto a las revueltas árabes han provocado en los últimos dos años, casi 1,5 millones de nuevos refugiados, lo que eleva el número de desplazados en el mundo a 42 millones. Para la representante de ACNUR en España «lo más preocupante es la tendencia actual a la multiplicación de nuevos conflictos que se añaden a los que todavía no se han resuelto».
También preocupa las dificultades con las que trabajan muchos responsables humanitarios, en zonas de alto riesgo para su seguridad y la de la población a la que asisten. En ese sentido Maricela Daniel ha recordado a las dos cooperantes españolas secuestradas hace más de 1 año en los campos de refugiados de Dadaab (Kenia), para las que ha pedido su liberación, lo antes posible.
Según el informe «las tendencias sociales y económicas mundiales indican que el desplazamiento seguirá aumentando en la próxima década» y que los desastres naturales relacionados con el cambio climático van a producir movimientos masivos de desplazados, tanto internos como externos.
En relación a la crisis económica que sufren los países tradicionalmente donantes, como es el caso de Europa, los responsables de ACNUR reconocen que «en épocas de dificultades económicas los Estados tienden a centrarse, comprensiblemente, en el bienestar de sus propias poblaciones», pero recuerdan que «los retos globales del desplazamiento forzado requieren más cooperación y solidaridad internacionales».
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