Se pedía para él un año de cárcel y 7.600 euros de multa por incitación al odio contra los musulmanes, por unas declaraciones y un vídeo, en los que comparó el Corán con el Mein Kampf de Hitler y habló de los peligros de la islamización de Europa Occidental.
El juez acepta que las declaraciones de Wilders fueron groseras y degeneradas, pero no que inciten al odio, por tanto, no son delito para las leyes holandesas. «El tribunal considera que sus declaraciones son aceptables en el contexto del debate público», ha dicho el magistrado.
Al conocer la sentencia, Wilders ha declarado que ha vencido la libertad de expresión. «La gente sabe ahora que en Holanda se puede criticar al Islam sin miedo a ser perseguido». La formación que dirige, el Partido por la Libertad (PVV), quedó tercera en las elecciones legislativas del año pasado y es una de las fuerzas en las que se apoya el gobierno de Mark Rutte, al frente de una coalición de liberales y democristianos.
El hecho de que el protagonista de la historia sea un ultraderechista desvirtúa el mensaje positivo de la sentencia sobre la libertad de expresión. Hay colectivos que entienden que se ha pisoteado el derecho de las minorías en Europa y quien considera que la tolerancia también es aceptar que se puede criticar una religión.